Larga Espera

El destino es a veces siniestramente detallista. O eso es lo que pensaba Näyade justo antes de acordarse de que ella no cree en el destino.
Miraba los barrotes de su celda, uno a uno. Recordaba perfectamente ese lugar de su encierro voluntario tanto tiempo atrás.
Allí empezó todo, la brisa de viento que acabo en tormenta huracanada arrastrándola a ese pozo sin fin.
Miraba su mano fijamente donde otra marca oscura había aparecido, pronto no podría ni mostrar un poco de su piel sin que se vieran esas marcas.
La piel parecía podrida ahí donde aparecían, poco a poco, su cuerpo se estaba consumiendo lentamente.
“¿Y ahora que Näyade? Quieres completarte” La frase resonaba en su cabeza una y otra vez.
“maldita Zorra, mira lo que me has hecho” –Casi sonrío al decir la frase en voz alta al acordarse de la sacerdote rubia.
Podía sentir el conflicto interior, la batalla que se libraba en su interior. Además en su mente casi podía imaginarse como seria esa pelea.
Por una lado estaba ella, se veía moviéndose rápido, esquivando los golpes con sus reflejos felinos. Por otra, estaba su alter ego, su furia, se la podía imaginar arrasando con despiadados golpes todo lo que se encontraba delante. Y finalmente, estaba eso, que lo cubría todo como una neblina, como un virus.
Cerró los ojos intentando olvidar todo eso por un momento sin éxito.
La ira invadía su cuerpo cada vez que pensaba que estaba perdiendo el tiempo ahí encerrada en una celda por un crimen que no había cometido.
Con todo lo que había hecho en su triste vida, tener que estar encerrada por algo así la hacia sentir furiosa, muy furiosa.
“Como tardéis mucho en llegar, igual no queda nadie a quien echarle el muerto” sonrío mirando fijamente los barrotes uno a uno mientras se acordaba de que ella no cree en el destino.

El caballero de la muerte pasó la noche dentro de esa celda, junto a Nayade, no por observarla ni por tenerla vigilada, confiaba en ella y sabia que si estaba ahí era por que no sentia temor, porque no había hecho nada para sentirse culpable y en cierto modo... lo hacia por que hubiese justicia en Non Serviam, porque queria recuperar lo suyo...pero que en cuanto lo desease se marcharia sin que nadie la pudiese frenar...
A la mañana el se marchó, las marcas que cubrian el cuerpo de la elfa le preocuparon bastante, el ya tuvo una marca en su día y le llevaba hacía la muerte... El suponia saber donde buscar, a quien pedir ayuda...

Interesante ^^