Hambre de Sangre

Que fácil - exclamo Nay mientras su daga se clavaba en el fondo del corazón de su victima. Le dio una patada al cadáver para que cayera al lago, se quito la mascara que cubría su cara, miro sus manos con tristeza y se fundió con la noche como una sombra más.
Se hacia tarde y era momento de volver, últimamente sus salidas nocturnas se habían incrementado. Violadores, Asesinos, ladrones de poca monta…gente que nadie iba a echar de menos y que desde luego, sin ellos, el mundo iba a ser un sitio mejor.
Quedaban tan solo unas horas para que saliera el sol, y Nay estaba tumbada en su cama con los ojos abiertos mirando el techo
No podía conciliar el sueño, no entendía porque tenia esa ansia de sangre últimamente, sentía la necesidad de salir a matar
-¿Qué demonios me pasa?- Exclamo mientras se revolvía en su cama.
Durante el día aparentaba normalidad, muchas cosas requerían de su atención desde que la habían elegido para liderar el Pacto.
Empezaba a ser respetada, a ser tratada como a una persona normal, ganándose el respeto de la gente…le gustaba eso, era lo que siempre había deseado.
Ikis había venido a buscarla para comentarle varias quejas que tenia, Näyade tan solo asentía con la mirada perdida al vacío.
- Si si, tienes razón luego solucionamos eso, no te preocupes- Acabó concluyendo.
Quizá estaba más irritable de lo normal, o simplemente con la cabeza mas distraída pero nadie se extraño, “Nay es asi” pensaban.
Por la tarde se escapo como hacia últimamente a dar un paseo con su moto.
La velocidad la relajaba. Solía pasear por los alrededores de Silvermoon, recordando muchas cosas, aunque pensara lo que pensara su mente siempre terminaba dándole vueltas a lo mismo, una y otra vez.
Se sentía sola, quería hablarlo con alguien….que la ayudaran por una vez…¿pero quien iba a hacer eso?
- Bah, te estas volviendo blanda…- Dijo mientras negaba con la cabeza y aceleraba la moto.
Mientras iba a toda velocidad por la costa haciendo una carrera con las nubes, de repente, sintió un pinchazo en el corazón que hizo que se desequilibra y cayera al suelo. Se levanto despacio comprobando que se encontraba bien, los cristales de sus gafas se habian roto, pero por lo demas estaba bien.
El dolor no tardo en regresar, esta vez era mas fuerte. Nay se arrodillo y se puso las manos en la cabeza, la tenia apunto de explotar.
-Q…qu…..que…demonios me pasa…..- balbuceó.
Todo se volvió negro a su alrededor y al fondo….una figura.
Nay saco todas sus fuerzas para ponerse en pie y desenfundar sus dagas. El dolor no la dejaba en paz, pero aun así intento llegar a la figura.
Andaba lenta, tambaleándose, se iba a desplomar en cualquier momento,cuando intento fijarse en esa figura.
Era un hombre vestido de negro llevaba la cara totalmente tapada por una mascara roja, y se apoyaba en una guadaña amenazadora.
Nay saco toda su rabia contenida para conseguir abalanzarse sobre el, pero no pudo tocarle pues Nay atraveso su cuerpo como si de aire se tratara. La figura se puso a reir y con un golpe le quito las armas. Nay sentía miedo, mucho miedo, se quedo inmóvil esperando…esperando ese golpe fatal.
Entonces el hombre enmascarado desapareció como si nunca hubiera estado ahí. Perpleja empezó a mirar a su alrededor buscándolo pero lo que vio fue algo que nunca se hubiera esperado.
A su lado había aparecido una elfa, muy parecida a ella, aunque cuando se fijo mas detenidamente vio que no es que se pareciera a ella, ¡era ella!.
Näyade se fijo, era ella estaba ahí inmóvil en medio del bosque,estaba desnuda, cubierta de sangre.
La sangre se deslizaba por todo su cuerpo creando un pequeño charco a sus pies. Cuando Nay al fin pudo llegar hasta ella, la otra Näyade empezó a llorar.
Las lágrimas descendian por su mejilla limpiando su cara de sangre.
- Salvame.Salvame.Salvame – Empezó a decir sin parar.
Nayade no entendía nada, pero verse a si misma llorando, tan indefensa, tan frágil pidiendo ayuda la sobresalto.
Alzo la mano intentando tocarla. Al mismo tiempo la otra hizo lo mismo estirando su brazo. Cuando las dos manos se encontraron se agarraron la una a la otra con fuerza.
En ese momento todo empezó a dar vueltas, un extraño aire las rodeo.
Todo desapareció por un instante. Nay se desplomo al suelo, ya no pudo aguantar mas el dolor…se acurruco en forma fetal…y perdió el conocimiento.
Desperto de noche, confusa en medio del bosque. Estaba sola. Se incorporo despacio con los ojos cerrados. De golpe los abrió, sus ojos desprendían una luz roja como salida de las profundidades del infierno, carentes de cualquier tipo de emoción.
Näyade empezó a andar con una hambre de sangre insaciable….

CONTINUARA.

Siempre estuve muy segura de lo que hacia, la duda no es buena aliada para ningún tipo de batalla ya sea de armas o en el terreno personal.
Si dudas, pierdes unos segundos que pueden desequilibrar la balanza hacia el otro lado. Por unas dudas, puedes perder a un ser querido sin decirle “no te vayas” lamentándolo el resto de tu vida, solo por unos segundos de duda.
Tan solo por no hacer lo que sabes que quieres hacer, por miedo.
El precio a pagar es demasiado caro para siquiera plantearte el dudar. Matar o morir, no había dudas en eso para mí.
No, yo aparte las dudas de mí hace mucho tiempo. O eso creía.
Siempre me había dado igual en que bando luchar, solo importaba pelear por algo. Tener una meta. Pelear, luchar, ser fuerte. Se suponía que yo debía ser así, permanecer en pie mientras los demás desfallecen, siempre había podido con ese peso. Porque ahora desfallezco,¿porque ahora pierdo mi única calidad?
Aun lo recuerdo, te vi…se que eras tu….¿porque? eras real.
Estoy asustada, ¿realmente me pasa algo? O ¿simplemente siempre fui así y no quise aceptarlo?
¿Y si el mal habita en mi? ¿Y si es mi verdadera naturaleza? Siempre me escude en mi mala suerte, en que los demás me impulsaban a ello. ¿Y si toda mi vida es una mentira? Me asusta la respuesta a esas preguntas. Me asusta aceptarlo.
He optado por estar sola. Si estoy sola en el bosque no puedo dañar a nadie. Al caer el sol en mi interior crece una rabia incontrolable, me duelen las manos. Están hinchadas de tanto golpear a los árboles, por las mañanas debo ocultarlas bajo mis guantes, no quiero que me vean así, ¿que pensarían de mi? no quiero ser señalada con el dedo, otra vez no.
Pasar las noches en vela y sola no es novedad para mi, incluso he alardeado de ello, en cambio ahora se me hacen eternas, necesito descansar. El sueño se apodera de mí.
¿E?...e?¿donde estoy? ah, si…me había quedado dormida….esta oscuro….mis ojos…estoy llorando? Porque…oh no….
Fue entonces cuando las vi, unas sombras me rodeaban…eran sombras en el suelo pero allí no había nadie! Me levanto, chillo furiosa.



Me rodean, dan vueltas a mi alrededor se que pronto atacaran, estoy lista…una áurea roja me rodea, noto la fuerza incrementando a mi alrededor.

“Ven con nosotros, o paga por todos tus actos”

Ya vienen…no puedo moverme, estoy paralizada….ya vienen…


…………..
………..
……...
…..
…
..
.

“Estoy sola”

Se levantó empapada de sudor, sobresaltada. Se acurrucó en un rincón de la cama agarrando con fuerza la colcha. Aun tenía en mente esos ojos que la miraban. ¿Había sido un sueno? aun podía verla, al lado de la cama, parecía tan real…ella la miraba desafiante...y esta vez Näyade se atrevió a devolverle la mirada.
Mientras la miraba todo su cuerpo se volvió frío, fue como ese beso que negó, como ese te quiero que jamás dijo, fue como la primera vez que lloro, como la primera vez que conoció el significado de las palabras miedo y dolor.
Una áurea roja empezó a rodearla, en los últimos días había aprendido a controlarla, con ella se sentía más fuerte, más segura. Decidida a acabar con esto de una vez por todas, se levantó e intento llegar hasta esa figura pero no pudo sentía demasiado dolor por todo su cuerpo, hasta que acabo desplomándose en el suelo.
Cuando se recupero habían pasado algunas horas, lentamente se incorporo y se quedo mirando por su ventana con la mirada perdida.
Había algo en ella que estaba mal, no podía continuar así…después de mucho leer, creía haber encontrado una solución. Aunque no sabia si saldría bien, o si seria capaz de sobrevivir a ello.
Sabia que tarde o temprano eso acabaría con ella, así pues se decidió a llegar hasta el final ella misma. Si debía de morir, seria por consecuencia de sus actos no por el capricho de alguien otro.
Puso en su mochila las cosas más imprescindibles, se ato las dagas al cinturón y se dispuso a empezar su viaje. Antes de marchar, se tomo sus minutos para escribir una carta, no quería que sus amigos se preocuparan:

“Estimados Hermanos, amigos míos:
Debéis de perdonar que últimamente he estado ausente de mis responsabilidades, un mal me inflige. No es algo contra lo que se puede luchar con las armas convencionales….he tardado mucho tiempo en comprenderlo, pero al fin lo entiendo.
Es algo que llevo dentro, algo que me empuja hacia un fin inevitable de no hacer nada…
Realmente no se si seré capaz de hacer esto, de ganar esta batalla pero si se que si no lo intento me volveré loca. Así pues me voy.
No intentéis encontrarme, ni seguirme…debo hacer esto sola.
Si no regreso sabréis que no ha salido bien, aun así esperad mi regreso, pues pondré todo mi empeño en regresar.
Se que cuidareis bien los unos de los otros, Aleyah y Sayax os podrán explicar mejor que es lo que me esta sucediendo pues lo han vivido en sus carnes.
Yo no debo demorarme mas, es hora de irse.
Sayax me pidió que *la escritura aquí se torna mas temblorosa* os dejara unas palabras para mi tumba, pues bien estimado Sayax con un:
“Aquí yace Nayade, la que eligió remar hasta el final, la que nunca se rindió”
con eso seria suficiente.
Espero que comprendáis mi decisión, y creedme que si vuelvo será para mejor.

Os echare de menos
Nay”

Nayade dejo la carta encima de la mesa, se quito un anillo que llevaba, uno de esos que cambian de color según el día, y lo puso encima de la carta.

- Donde voy, la esperanza no me ha de acompañar.

Sayax pasea por el salón de El Pacto cuando de repente ve la carta encima de la mesa. Deja de pasear y fija su mirada en el sobre imaginándose lo que es.
Al terminar de leer la carta este cierra los ojos y comienza a recordar cientos de imágenes con momentos, sonrísas, frases ...

- Al diel Shala Shan'dor ... // anda con cuidado maestra // - dice en voz baja mientras recoge el anillo que antaño la regaló - A'dal protegela en su camino, no la dejes sola por favor...

En la cima de la montaña el frío era insoportable, soplaba el viento arrasando todo lo que encontraba a su paso.
Näyade intentaba avanzar a través de la tormenta como podía, llevaba una capucha que le cubría todo el rostro y la poca roba de invierno que había llevado.
Llevaba dos días andando por la montaña, prácticamente sin descansar, pero ya estaba cerca de su objetivo.
El altar se divisaba a lo lejos, ahí estaba como había estado siempre, imperecedero, inalterable por el paso del tiempo.
Era exactamente igual como el que había visto en ese libro.
El libro que tenían guardado, el arcanista le dijo que no debía leerlo, que no encontraría nada bueno ahí. Pero fue justamente en ese libro donde encontró ese ritual.
Se suponía que ese ritual ponía a prueba tu alma, se suponía que te trasladaba a otro plano y allí eras capaz de verte a ti en todos tus ángulos.
Según ese libro, si alguien era suficientemente fuerte y tenia claro su objetivo podía ser capaz de pelear contra su propia esencia eliminando cualquier mal que se encontrara en su interior, se suponía…aunque también ponía que nadie sobrevivía a eso pero cuando no hay esperanza cualquier solución se torna como un rayo de luz.
Nay dejo sus cosas tiradas por el suelo, y saco el libro que había “tomado prestado” de la biblioteca, repasando las instrucciones, aunque ya se las sabia de memoria.
- Bueno vamos Näyade, acaba con esto de una vez.
La magia era algo innato en la raza Sin’dorei, aunque algunos poseían mas poder que otros claro esta.
Näyade no era maga, ni jamás haba jugueteado con cosas así, prefería el poder del acero.
Aun así no le costo mucho concentrarse y pronunciar esas palabras. Era un idioma antiguo que Nay desconocía totalmente tan solo se limitaba a pronunciar las cuatro frases que se había aprendido de memoria.
Lentamente abrió un ojo, y miro a su alrededor…
- mmm... vaya nada…
Repitió el proceso varias veces con el mismo resultado. Bajo los brazos desanimada y miro hacia el cielo
- Bueno al menos parece que he conseguido que cese la tormenta… ¡vaya engaño!
En ese momento, cuando se dio la vuelta, todo a su alrededor se volvió negro, todo desapareció a su alrededor…y al fondo...otra vez esa figura.
Era la misma que vio el día que tuvo ese accidente de moto. Pero esta vez algo era distinto, Nay no sentía dolor, estaba bien.
- Al fin!
Näyade desenvaino sus dagas y se abalanzó sobre el, ágil como una pluma, la figura se defendía como podía con su guadaña de los golpes furiosos. Le atacaba con toda la furia provocada por todo este tiempo de miedos, agonías y sufrimientos, hasta el punto que atacaba de una forma totalmente desmedida, tan solo tenia ganas de desgarrar a su rival y hacerle pagar por todo.
El enmascarado tan solo se dedicaba a defenderse y esquivar a Näyade tan buenamente como podía.
Estuvieron un buen rato peleando de esta forma, como gato y ratón hasta que Nay con un movimiento rápido consiguió alcanzar con su daga la cara de su rival rompiéndole la mascara.
Con el golpe el enmascarado cayó al suelo, Nay se quedo en frente de el mirándolo desafiante, pero cuando vio su cara se quedo helada….era ella, o alguien que se parecía mucho a ella.
Se quedo paralizada sin saber muy bien como actuar al verse a si misma en el suelo.
- Qui...quien demonios eres?
- Yo soy tu, tus miedos….tus debilidades me han creado. Deja de luchar, sabes que me necesitas para sobrevivir…siempre fue así… ¡Yo nos salve!
- ¡N...no….no! eso era antes….yo ya no soy así…no estoy sola...aléjate! -Näyade la amenazaba con sus armas aunque le temblaban las manos.
Se levanto del suelo y se acerco a Nay lentamente, con las manos desnudas abiertas
- Vamos entrégate a mi, deja de sufrir…es innecesario ya has aguantado suficiente…no tienes porque hacerlo mas.
Cuando llego a Näyade esta estaba totalmente confusa y temblorosa, era una sensación muy rara pues aunque la tenia enfrente hablándola ella la sentía dentro de su corazón y cada frase era como un pinchazo dolorosamente familiar.
Se le acerco y se abrazo a ella, apretándola fuerte contra si.
- Yo soy esa voz que te decía “sigue” cuando querías abandonar, que te decía “pelea” cuando creías que había llegado tu hora. Yo soy lo único que tienes.
Mientras escuchaba esto con ese ser abrazado a ella no pudo evitar ponerse a llorar como una niña pequeña.
Näyade como si estuviera poseída se cortó la muñeca con una de sus dagas, hizo un corte profundo y empezó a sangrar en abundancia cubriéndose rápidamente de sangre. Se arrodillo al suelo pues empezaba a estar mareada, ella seguía abrazada a ella aun en el suelo susurrándole dulcemente en el odio “Bien, tranquila ya queda poco….pronto estarás con el”
En ese momento, algo se retorció en el interior de Näyade obligándole a abrir los ojos aunque no vio nada de lo que estaba sucediendo.
En ese momento solo se veía a ella entrenando por los bosques cercanos a Silvermoon, a ella sonriendo con sus amigos en la taberna bromeando, volvió a sentir esa chispa que sientes cuando tu mirada se encuentra con la de ese alguien especial, sin necesidad de decir nada. Volvió a sentir amor, felicidad. Vio a sus amigos del Pacto, cada uno haciendo sus cosas habituales…vuelve(“solo quiero volver”).
Con todas las fuerzas que pudo encontrar en su debilitado cuerpo agarro la daga y la clavo con toda su alma en la espalda de ese ser.
- Aparta tu sucia lengua de mi zorra, no sabes con quien estas hablando…yo soy Näyade Lämarie, púdrete.

Se retorció de dolor chillando con toda su alma hasta que poco a poco empezó a desvanecerse, se diluía en un humo negro…poco a poco…hasta que al final no quedo nada de ese ser.
Näyade sentía paz por primera vez en mucho tiempo, estaba tranquila, había perdido mucha sangre, con un trozo de su roba intento vendarse el corte como pudo, estaba mareada…se tumbo al suelo y cerro lo ojos profundamente…

Epilogo

Maldita sea, maldita sea…..no puede ser…no puede ser….¡¡ya estaba ya estaba!! Maldición…solo quiero una oportunidad….quiero una oportunidad!
- ¿Quieres una oportunidad?
- Si
- Yo puedo darte lo que anhelas
- ¿Como vas a saber tu lo que anhelo?
- Jaja, ¿la quieres a ella no? quieres lo que ella tiene y tu no, arrebatárselo.
- Si…
- Ven, ven a mi y yo te daré lo que deseas.

Algo se materializó en la faz de Azeroth y lentamente empezó a andar…lentamente empezó a andar…

FIN

Ueueue molaaa, quiero ver eseee rooool YAAAAA y escribe más ¬¬

// Bueno pues después del rol de el otro día en Tundra te pongo mi pedacito de arena
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Sayax sentado sobre su caballo esqueletico recorre Tundra Boreal algo confuso, recordándo cada palabra de aquel caballero de la muerte.

- ¿Donde estará?, tengo que encontrarla rápido... ¿Y si esa zorra está diciendo la verdad y está muerta?, ¿Por que son identicas?, ¿Por que sabe tanto?, ¿Por que quiere matarme?

Mientras las miles de preguntas invaden la cabeza de Sayax este rebusca entre su mochila buscándo el anillo que le regaló a Näyade.

- Nay ... suspira acariciando con la yema de su dedo el interior del anillo cuando de repente nota algo extraño, una especie de relieve. Detiene el caballo y lo observa curioso hasta poder descifrar algo en el "Colinas Pardas".
- ¿ Colinas Pardas? ... ¿ Porque escribió eso aquí ? Sayax abre ligeramente los ojos y sin pensarselo dos veces marcha rapidamente hacia allí.