Mientras tanto...

Amanecía allá en los alrededores de Fuerte Valor. La recia construcción constituída por una simple torre anexada a unos establos con techumbre de paja fue iluminándose con la luz anaranjada del amanecer. Aun siendo tan temprano los 30 hombres de la patrulla fronteriza formaban en la pequeña explanada al pie del portón de entrada.

El Sargento Matt sólo dudó un instante antes de dar la orden. Se había enterado apenas con tiempo y si quería conseguir algo debía moverse con rapidez para disponer sus fichas en el tablero.

- “Ve deprisa, gandul!” – voceó con su peculiar acento de Theramore, poco apreciado entre los humanos del continente de Azeroth – “Tienes sólo un par de días pa entrar en el embolao ese. Yo me daría prisa o alguien va a tener un culo dolorido mañana”.

Damon miró al sargento con expresión hostil. No quería que ninguno de los presentes se diera cuenta del miedo que tenía a cruzar los mares. Cuando él se alistó en el ejército su intención era patrullar los pueblos, ganarse el respeto de sus vecinos y con un poco de suerte encontrar alguna buena moza dispuesta a casarse con él. Buscó el apoyo de sus compañeros. Entre todos seguro que podrían hacer frente a ese extranjero y con un poco de suerte hacer que todo pareciese un accidente.

- “No estoy seguro de que deba obedecer, sargento” – dijo con aire de sabihondo – “Esas cosas que usted dice saber no las ha dicho ningún oficial de rango superior. No sé si usted es ahora mismo una persona de fiar, sobre todo después de tener tratos con aq…”

No le dio tiempo a hablar más. Se dio la vuelta un instante y para su sorpresa observó miradas de desaprobación entre sus compañeros. Cuando volvió a mirar hacia delante la espada del capitán apuntaba hacia su pecho.

- “Los listillos como tú suelen llegar lejos… Mientras sepan ande deban meterse. No me lleves la contraria, saco de pus”.

Durante un momento que pareció interminable los dos hombres se observaron de hito en hito. Los demás murmuraron nerviosos. Conocían el carácter del Sargento Matt y en el tiempo que llevaba al mando de la unidad había dejado patente que no era el tipo de persona que denotaba su tosca manera de hablar.

Damon levantó las manos en señal de rendición.

- “Vale, vale. Lo haré. No he dicho nada” – El sargento no bajó la espada mientras seguía mirando a Damon con suspicacia – “Pero esa gente no confiará en mí… ¡Soy un humano!. Me matarán apenas me vean.

El Sargento bajó su espada y, de repente con expresión de satisfacción en su rostro, le dio a Damon una palmada en la espada

- “Así me gusta chico. ¿Ves? Así llegarás lejos. Claro que había pensao yo en eso. Tu trabajo allá sólo es mirar. Para contactar con ellos usarás al troll pa que se fíen de él… Sí, el troll. No mires con esa cara. Mi abuelo decía ‘hay que tener amigos hasta en el infierno’, así que uno aquí de presente s’aplica el cuento y tiene amigos hasta en la horda. Como te iba diciendo…” – se guardó la espada en la vaina que llevaba a un costado – “irás hasta puerto Menethil y dirás al tabernero que vienes de mi parte. Una vez hayas cruzado el mar te las tendrás que arreglar solo”.

Con gesto desolado Damon se cuadró ante el sargento y, bastante desanimado, corrió a su tienda a recoger su escaso equipaje. Le daba la impresión de que se le estaban tratando de quitar de encima pero a partir de ahora iría con mucho más cuidado. ¿Por qué demonios no sabía mantener la boca cerrada? Era poco probable encontrar moza casadera allá en Kalimdor… “¡Seguro que está lleno de brujas elfas y de árboles que hablan!... ¡Ay de mi!”

Muy chula la historia, la tienes k segirla, a mi no me dejes con la intriga.

No le resultó difícil asistir al evento. No es que hubiera mucho público pero encontró bastante sencillo disimular su presencia entre la heterogénea chusma que componían el batiburrillo de vendedores que vagabundeaban por aquel antiguo coliseo. Una vez que los estridentes gritos de la presentadora comenzaron a sonar y algún que otro viajero de las planicies, atraído por el ruido de las armas, entró a presenciar el encuentro su cuidado disfraz de buhonero vendedor de frutos secos fue que ni pintado.

- “¡Pipas de Hierbavil!, ¡pipas de Hierbavil!, a una moneda de cobre. ¡Té de cardo de maná a cinco monedas de cobre el frasco!” – Decía sin demasiado interés a los viajeros que observaban con ojos curiosos el torneo.

Los combates fueron más que interesantes. La presentadora gritaba con una voz estridente que se le metía a Damon en los tímpanos y poco a poco los primeros eliminados tuvieron que ser reanimados entre las chanzas de sus compañeros. La cosa iba para largo así que nuestro improvisado buhonero aprovechó un descanso para salir a mear. Fuera la llanura verde se mecía con el viento como si fuera un mar de hierba. Las islas flotantes que la extraña gravedad de Terrallende hacía flotar a distancias variables del suelo parecían extraños galeones y los árboles que había encima de estos hacían las veces de palo mayor.

- “¡Maldita sea!” – Refunfuñó Damon mientras se la sacudía y se volvía a subir los calzones – “Primero tengo que cruzar medio mundo para acudir a esta estúpida cita y ahora por fin ya me han hecho salir de él!. Como si no hubiera tenido suficiente con los ciervos-elfos y con los árboles que hablan. ¡Y todavía me queda el viaje de vuelta! No sé cómo me las voy a apañar para volver a cruzar el desierto ese infernal lleno de demonios que le ponen a uno…”

Una mano azulada de largos dedos en el hombro le hizo darse la vuelta. Dando un respingo se enfrentó a su interlocutor y blandió amenazante una… bolsa de pipas. Un enorme troll vestido con una túnica gris, empuñando un báculo de madera le miraba con gesto curioso. Damon comenzó a tartamudear.

- “Y… Yo amigo… Quiero trols… Mi… Damon… Colega… Friend….” – Mientras tanto el troll le seguía mirando con expresión divertida. Para gran sorpresa de Damon que pensaba que los trolls eran bestias malolientes que devoran gnomos y niños y se comunican mediante gruñidos (lo cual no suele estar muy alejado de la realidad) le respondió en un bastante claro lenguaje común.

- “Tu ser Damon. Cierto que serlo. Seguro. Ella describirte bien vendedor de pipas con gesto de invésil” – El troll esbozó una enorme sonrisa – “Hasta ahora mi no saber exactamente que es ‘invésil’, jajaja”

Damon le miró con expresión resentida.

- “No es ‘invésil’. Es ‘imbécil’. No sabes hablar bien”

- “De acuerdo. Tú Damon imbécil. Yo ser Lokki de Shear’zil que ser ‘lanza oscura’ en común. Damon y Lokki amigos. Tú buscas yo seguro. Jefe Matt envía a Damon para informar y Lokki te cuenta. Ella ya ha decidido quién debe ganar torneo y convertirse en Larkh’jin y servir a la causa.”

Dentro del coliseo comenzaban de nuevo a oírse expectación. Parece que la final estaba por disputarse y los combatientes ya habían tomado su puesto uno frente al otro. Con un gesto el troll indicó a Damon que debían entrar.

- “Lokki y Damon testigos. Debemos ver” – Diciendo esto entró por la puerta principal dando grandes zancadas. Damon cogió su pequeña bandeja con las bolsitas de pipas y los frascos de té y no dudó en seguir al pintoresco troll.

Los contendientes se encontraban uno a cada lado del círculo. Cuando la presentadora con su odiosa voz dio por comenzado el combate los dos contendientes: un chamán convertido en lobo espectral y un enorme tauren corrieron uno al encuentro del otro. Justo al encontrarse en el mismo centro una explosión de rayos azulados advirtió al enorme Tauren que debía tener cuidado. Tras el primer encontronazo la esbelta chamán troll (ya en su forma normal) y el enorme tauren se observaron de hito en hito. El combate prometía ser emocionante.

Unos minutos después la chamán yacía inconsciente en la arena mientras el tauren chocaba su escudo y espada victorioso. El troll meneó la cabeza.

- “Esto no estar en los planes. Él no debía ganar aunque él muy fuerte” – Murmuró Lokki para sus adentros. Mientras tanto Damon comenzó a guardar sus artilugios de buhonero en la mochila precipitadamente.

- “Bueno pues… yo me largo. No? Le diré al Sargento como ha quedado esto… Por cierto, he disfrutado de tu compañía Lokki, espero que me perdones pero estoy loco de ganas de volverme a mi casa y estoy bastante lejos así q…” – Esta vez el troll le miraba con una expresión muy seria. Se hizo el silencio mientras el troll traducía mentalmente lo que iba a decir a continuación

- “Damon no volver a casa aún. Planes no salir. Damon se presentará ante ella. Mañana”

El extraño fulgor azulado que Damon pareció ver en los ojos de Lokki le hizo tragarse el “Y una mierda!” que iba a salir por su boca. Ya estaba metido en otro fregao y la perspectiva de volver a casa cada día estaba más lejana.

Mola muchoo Ask, siguee

K intriga..., no nos dejes asi >_< !!