Redención...

Los innumerables viajes que el chamán había realizado buscando venganza por la muerte de su padre acabaron en la cima de la montaña donde descansaba un poderoso guerrero orco…
La luna llena iluminabla el serio semblante del trol mientras dejaba una ofrenda al espíritu del orco, como solía hacer su padre. Mientras contemplaba aquella tierra, presa de la paz y la nostalgia, las últimas palabras que le hicieron llegar de su padre volvieron a su mente, tras tantos años apresadas por la ira:

“Hijo mío confío en que nunca abandonarás a tu pueblo, y conseguirás dominar y aplacar los elementos en nuestro beneficio y en el del resto del mundo y nunca dejes de honrar a nuestros espíritus…”

En su viaje había abandonado a su pueblo, a sus espíritus, lo único que había cumplido había sido el control de los elementos y los espíritus pero no era suficiente…
En ese momento descendió de la montaña en forma lupina y se dirigió velozmente a El Cruce, escribió una carta a Zarp, un trol con el que había mantenido una relación más o menos estrecha cuando detuvo sus viajes para unirse a Non Serviam.
Varios días después volvió al poblado Lanza Negra, donde se unió a la batalla contra el médico brujo Zalazane, luchando codo con codo con el hijo de Sen’ Jin, Vol’ Jin y recuperando las Islas del Eco para su tribu.
Sin embargo no había obtenido respuesta de Zarp, cosa que comenzó a preocuparle y se dispuso a buscarlo en su casa, situada en Trinquete. Necesitaba hablar con él, ya que había dejado de lado demasiado tiempo a sus compañeros.
Estaba dispuesto a redimirse para que el espíritu de su padre encontrara la paz, se había comprometido con Vol’ Jin a estar allí donde los Lanza Negra le necesitasen, allí donde cualquier elemental o espíritu estuviera alterado o corrupto y allí donde cualquiera que pudiera necesitar su ayuda estuviese.