Principios de una leyenda

-¡Luciérnaga!
-¿Qué pasa?- dijo ella vagamente.
-Ven aquí ahora mismo!
-Voy...-contestó sin hacer el mínimo amago de levantarse.
-¡Ya!
-...De acueeeeerdo...
Avanzó pesadamente hasta la biblioteca de la casa donde se encontró a su madre con un libro en la mano y una expresión en el rostro equiparable a como si hubiese visto a Arthas.
-¿¡Qué!?-preguntó Luciérnaga impacientemente como si aquello no fuera con ella.
-Veamos, dime jovencita tú qué eres?
-Ah...-suspiró, empeza a prever de qué se trataba todo aquello- Pues una paladina, madre.
-Bien, y ¿qué arte ha dominaba tú padre, señorita?
-Represión, madre...
-Y, quién fue tu padre?
-Uno de los grandes señores que con sus dotes y habilidades de guerrero consiguió derrotar a Arthas, madre...-respondió cansada de la repititiva e incesante historia.
-¿Y tu abuelo?
-Otro gran paladín entrenado en el arte de la represión- contesto de nuevo aburrida.
-Y ¿tu bisabuelo?- preguntó su madre imparable.
-¿Es necesario que lo repita, madre?
-Pues, por lo visto- gritó crispada ante la respuesta de su hija-, sí lo es, porque cómo va a estar la elfilla aprendiendo a ser una verdadera guerrera... no! Tenía que pillarte con este horrendo libro sobre curación!-chilló mientras lo tiraba al suelo.
Luciérnaga se arrastró para salvar su libro, estaba a punto de explotar.
-Pero, madre, ¿no te das cuenta? A mí ya no me gusta matar a las indefensas bestias del Bosque Canción Eterna, eso extinguiría la música de su interior. Ni tampoco regodearme ante las derrotas de la Alianza y aplastarles una y otra vez, dejándoles al borde del llanto, impotentes ante mí o cualquier otro. Y menos aún la ''gloria'' de la victoria ante los de mi misma aldea y etnia. Madre, ¿de verdad no lo entiendes?
-Hija, si lo hago, pero perteneces a un gran linaje de guerreros, ¿Por qué desaprovechar tu talento en cosas tan superfluas como curar? No alcanzarías el mismo prestigio, quedarías en un plano secundario, serías la parte imprescindible pero inadvertida.
-Madre, pero lo mío es curar ¿no te das cuenta? Mira... no te lo he dicho pero para practicar he estado ayudando a varias personas a hacer a varios encarguillos, gracias a mí se han salvado la vida algunos de ellos, y para mejorar también me he apuntado a un cursillo de primeros auxilios, lo siento madre pero, no me rendiré.
Las dos guardaron silencio unos segundos. Finalmente una de las dos se decidió a hablar:
-De acuerdo, te dejaré estudiar lo que quieras, hija mía. Sin embargo, no obtendrás ninguna ayuda económica. Solo estás tú, y el mundo.
-Madre, ¿dudas acaso de que lo pondré ante mis rodillas?-remató Luciérnaga con una sonrisa burlona.

Muy way Luci, a ver si escribes mas, k se te da bien ^^, ademas esta la as organizado mejor, vas aprendiendo

Jajaja muchas gracias, como ahora no puedo jugar y estoy aburría aquí pos me dedico a escribir tonterías como esa pero bueno jaja. Y si parece que mejor si está, como estuve viendo otras historias y parece que les cambiais el color... solo que es un poco rollazo jaja.
Bueno pero muchas gracias

Vaya chuli que esta luci, yo no tengo ni tiempo de meter historias, ya tengo bastante con la mia... y bueno siempre ando medio perdida, creo que no se me da bien, no porque no me vuele la mente, sino por falta de tiempo.

Saludos

Gracias Sxira, pero oye mujer fijo que puedes sacar algo de tiempo para escribir ><, si de verdad te gusta fijo que encuentras tiempo por algún lao