Diario de Liriathel: El miedo ante la duda.
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Diario de Liriathel: El miedo ante la duda.
Los pasos de la joven elfa salieron de aquella lúgubre posada, aquella misma que tantas veces había visitado para que Renee, pese a su falta de gusto y tacto por su estado de muerte, siempre la ha preparado con bastante agrado pese a las malas lenguas sobre la renegada.
Levanto la vista hacia la bella y brillante luna.
- ¿por que hoy brillas? ¿por que hoy no es el día en que no estas.. ? Eres injusta luna.. me miras desde tu altiva belleza y tu mundo sin dolor , arropada por tus estrellas y acariciada por las nubes que pasan a tu alrededor. No puedes imaginarte la envidia que me das ahora.
Sus pasos apenas se levantaban del suelo.. no tenia ganas.. no tenia fuerzas, sus manos aferraron las viejas y roídas riendas de Luthien.
- ¿voy a perder otra vez Luthien? ¿debería marcharme?... es la mujer de su vida.. es su felicidad... y eso es lo primero.. su sonrisa. - Las lagrimas caían como pequeñas cascadas por sus blancas mejillas, enterró el rostro sobre el curtido cuero de la silla de montar. Solo pensaba en ahogar el sonido de su llanto allí en la desvencijada cuadra, lejos de aquel que no deseaba que viera su sufrimiento, porque eso es lo que importaba, su sonrisa.
Tras unos minutos cabalgaba sobre Luthian, su mente estaba saturada por un corazón que no dejaba de latir irremediablemente como chillidos que se pierden en la inmensidad de un alma aterrada.
- Su felicidad.. solo su felicidad.
Las únicas palabras que escuchaban aquellos por los que pasaba por delante cual espectro de cabellos sin color y ojos vidriosos.
Nada, nada eran lo que sus ojos veaían mientras todo pasaba a su alrededor a la velocidad que Luthian su fiel, pese a la muerte, jamelgo marcaba. Luthian, aquel que su nombre venia del guardián que dio su vida por ella, aquel que había perdido, como todo.. siempre perdiendo.. siempre mirando como todo tras ella desaparecía...
- ¡Otra vez no! - Su normalmente suave y dulce voz salió por sus labios como los lamentos de una vencida y dañada Banshee que recuerda su vida arrebatada para la eternidad. - Luthien.. Corona... Koltira.. llévame con él.
Mientras su corazón seguía clamando todo lo que su mente quería acallar todo aquello que la recordaba que era una egoísta Luthian llegó a las gélidas tierras de Martillo de Agmar. El animal permanecía quieto mientras una de las manos de la muerte sujetaba sus riendas, pero la elfa no se percataba.. no miraba no oía.. - ¿ ha parado el tiempo? - No supo como pero sus pies ya no estaban en los estribos, el viento gélido acariciaban sus hombros, sus mejillas estaban escarchadas de las lagrimas.
- Míralo si quieres así, yo he llegado a acostumbrarme a que el tiempo no cuente. .- Liriathel levanto los ojos y los obligo a mirar a la voz profunda y desgarraba que tanto miedo daba. - No deberías dejar que un caballo en los huesos te guiara.. siempre acaban llevando a aquellos que tienen las manos manchadas de sangre o directamente no tienen sangre en sus venas jovencita.
¿se dirijia a ella? ¿porque la regañaba como si fuera su padre.. ? ¿que derecho tenia? - Necesito estar ocupada.. ¿aun pensais en esos encargos Milord? - Le miraba si y ella a el.. pero era como si el uno y el otro miraran a la nada, cada uno por sus razones, cada uno por su tiempo y dolor.. pero a la nada.
- Se que si no soy yo otro te lo pedirá, se que no estas en el mejor de los estados, pero ordenarte dormir en ese estado es desperdiciar un poder latente y sagrado demasiado preciado contra mis enemigos, si te destruyes será cosa tuya y me da igual si viene el gallito ese a decirme algo.. solo te estoy haciendo un favor.. allá el si no lo entiende... - Ella le dejaba hablar, no le importaban sus palabras, podía seguir con su egocéntrico y engreído discurso, solo quería no pensar.
¿Pero como pedirle al alma que no recuerde? ¿como no hacerla llorar mientras tus brazos aun sienten el tacto de alguien? ¿cuando tus labios tiemblan al no sentir el contacto de quien los llena de calided? Cuando en tus entrañas aun recuerdas las palabras para siempre... para siempre... de la voz de aquel que solo debe sonreír.
Entregó su pequeño libro de cuero al elfo si es que ahora se le podía llamar así, - Escribid Lord Koltira, escribid lo que ninguno de los vuestros ha deseado hacer hoy... no rechistaré, hoy no.. mi luz es de estas gélidas tierras esta noche.. para bien o para mal.
La sonrisa del caballero se ensanchó, que agradable era ver una luz tintinear como un hada dentro de una botellita tapada mientras el aire se agotaba. Siempre había adorado engrosar sus filas.
Con su libro ya escrito levanto su voz al cortante aire invernal de Corona de Hielo, sus pies caminaron por la borda de aquel barco que era el segundo hogar del caballero, su lugar de mando. La voz de la pequeña elfa seguía cantando mientras su cuerpo caía al vacio, sus ojos estaban abiertos, clavados en la bella luna, sus palabras eran para ella, su voz, su desesperación.. su tristeza y miedo, todo para ella. La suave piel cepillada de un dracoleon toco la espalda de la elfa mientras la recogía, su canto siempre le llamaba, su amazona, su ama y su señora, aquella que siempre estaria en su lomo.
Se abrazo mientras descendían al infierno de hielo.
Levanto su voz, levanto sus manos ambos se envolvieron en las viejas letanías.. ambos se envolvieron en la brillante luz de la esperanza.. - Esta vez no.. - dijo mientras sus enemigos se acercaban a ellos, ansiosos de beber y devorar aquel brillante poder, ansiosos de la carne y la sangre de la dama y la bestia leónida. - No pienso permitirlo.. no sin luchar.
Los huesos caían, ardían las hermosas y letales damas de estandartes que engrandecen el orgullo de su Gran Principe, los gritos de los Geist agónicos y aterradores llenaban el lugar mientras la Luz caminaba, mientras cantaba, mientras olvidaba la sangre de los cortes de las espadas de los humanos caídos, las flechas de los elfos obligados a servir a su merced al Principe. Porque no importaba... porque demostraría que era necesaria. que él podía estar orgulloso, porque solo eso importaba, ni el sueño, ni el cansancio ni las heridas, solo el.
¿como había pasado? ¿cuando había ocurrido esto? Se preguntaba mientras danzaba meciendo las manos en arcos de luz, cuando el fuego de lo sagrado caía desde el cielo rodeando a quienes osaban atacarla, pero no lo sabia, solo avanzaba, solo pensaba. ¿acaso solo lo ves cuando estas a punto de perderlo? ¿acaso era aquello tan sencillo y pequeño algo tan importante y bello?
Alzo su mano a la cadenita plateada de su cuello, no estaba, la llave no estaba y quizás jamas volviese a estar. - No - se dijo - Estará .- Nada chillaba, nada gritaba maldiciones, no había dolor en su cuerpo. Solo plumas de pequeños brillos a su alrededor por el suelo.. solo un caballero de gran altura, de ojos sin sentimientos que tiraba de ella.
- Ya es suficiente, no dejaras nada a mis ejércitos.
- ¿que? - ¿La hablaba a ella? No, no quería dormir, no ahora no.. al fin sabia lo que queria, al fin queria demostrar algo por una vez...
- No... tiene que haber mas tareas...
- no me hagas atarte para que te estés quieta, creéme que no me darías mas que una alegría. - Una risa sádica y desgarrada rasgo el silencio del lugar. - La monto en su huesudo corcel alado sin apenas tener que esforzarse pese a las resistencias de la jovencita de ojeras marcadas. - al final si vas a darme el gusto...
Unos vagos rayos de sol intentaban asomarse por el cielo a lo lejos, en las tierras de los campamentos argentas, allí donde se empezaban a levantar los contendientes de justas y juegos de nobles caballeros y soldados. pero el tiempo había perdido su importancia, ¿que importaba el tiempo cuando las emociones y las ilusiones no entienden de el?.
- Me esperan en el Torneo, no podeis atarme... - La risa sonó de nuevo mientras la colocaba en el Dracoleón con total facilidad.
- Me parece bien, que soporten allí tus lamentos, pero eso si, vuelve cuando ellos despierten en ti aquello que me es útil. - De una palmada el animal desplegó sus alas... el día seguía, no había tiempo para dormir.. no habia tiempo para ver si ese mensaje habia llegado.. no queria pensar en que al final el lo hubiese hecho..no queria pensar en que el seguia pidiéndola que le matase. - No puede pedirme eso.. no lo entiende.. no lo entiende.. daria mi ultima pluma por que su alma no pisase el inframundo, no lo entiende..
Se perdió entre el gentio, se perdió entre los puestos del Torneo.. el ruido tapo su canto, el movimiento de los demás la ocultaba.. tenia mucho que hacer...
Levanto la vista hacia la bella y brillante luna.
- ¿por que hoy brillas? ¿por que hoy no es el día en que no estas.. ? Eres injusta luna.. me miras desde tu altiva belleza y tu mundo sin dolor , arropada por tus estrellas y acariciada por las nubes que pasan a tu alrededor. No puedes imaginarte la envidia que me das ahora.
Sus pasos apenas se levantaban del suelo.. no tenia ganas.. no tenia fuerzas, sus manos aferraron las viejas y roídas riendas de Luthien.
- ¿voy a perder otra vez Luthien? ¿debería marcharme?... es la mujer de su vida.. es su felicidad... y eso es lo primero.. su sonrisa. - Las lagrimas caían como pequeñas cascadas por sus blancas mejillas, enterró el rostro sobre el curtido cuero de la silla de montar. Solo pensaba en ahogar el sonido de su llanto allí en la desvencijada cuadra, lejos de aquel que no deseaba que viera su sufrimiento, porque eso es lo que importaba, su sonrisa.
Tras unos minutos cabalgaba sobre Luthian, su mente estaba saturada por un corazón que no dejaba de latir irremediablemente como chillidos que se pierden en la inmensidad de un alma aterrada.
- Su felicidad.. solo su felicidad.
Las únicas palabras que escuchaban aquellos por los que pasaba por delante cual espectro de cabellos sin color y ojos vidriosos.
Nada, nada eran lo que sus ojos veaían mientras todo pasaba a su alrededor a la velocidad que Luthian su fiel, pese a la muerte, jamelgo marcaba. Luthian, aquel que su nombre venia del guardián que dio su vida por ella, aquel que había perdido, como todo.. siempre perdiendo.. siempre mirando como todo tras ella desaparecía...
- ¡Otra vez no! - Su normalmente suave y dulce voz salió por sus labios como los lamentos de una vencida y dañada Banshee que recuerda su vida arrebatada para la eternidad. - Luthien.. Corona... Koltira.. llévame con él.
Mientras su corazón seguía clamando todo lo que su mente quería acallar todo aquello que la recordaba que era una egoísta Luthian llegó a las gélidas tierras de Martillo de Agmar. El animal permanecía quieto mientras una de las manos de la muerte sujetaba sus riendas, pero la elfa no se percataba.. no miraba no oía.. - ¿ ha parado el tiempo? - No supo como pero sus pies ya no estaban en los estribos, el viento gélido acariciaban sus hombros, sus mejillas estaban escarchadas de las lagrimas.
- Míralo si quieres así, yo he llegado a acostumbrarme a que el tiempo no cuente. .- Liriathel levanto los ojos y los obligo a mirar a la voz profunda y desgarraba que tanto miedo daba. - No deberías dejar que un caballo en los huesos te guiara.. siempre acaban llevando a aquellos que tienen las manos manchadas de sangre o directamente no tienen sangre en sus venas jovencita.
¿se dirijia a ella? ¿porque la regañaba como si fuera su padre.. ? ¿que derecho tenia? - Necesito estar ocupada.. ¿aun pensais en esos encargos Milord? - Le miraba si y ella a el.. pero era como si el uno y el otro miraran a la nada, cada uno por sus razones, cada uno por su tiempo y dolor.. pero a la nada.
- Se que si no soy yo otro te lo pedirá, se que no estas en el mejor de los estados, pero ordenarte dormir en ese estado es desperdiciar un poder latente y sagrado demasiado preciado contra mis enemigos, si te destruyes será cosa tuya y me da igual si viene el gallito ese a decirme algo.. solo te estoy haciendo un favor.. allá el si no lo entiende... - Ella le dejaba hablar, no le importaban sus palabras, podía seguir con su egocéntrico y engreído discurso, solo quería no pensar.
¿Pero como pedirle al alma que no recuerde? ¿como no hacerla llorar mientras tus brazos aun sienten el tacto de alguien? ¿cuando tus labios tiemblan al no sentir el contacto de quien los llena de calided? Cuando en tus entrañas aun recuerdas las palabras para siempre... para siempre... de la voz de aquel que solo debe sonreír.
Entregó su pequeño libro de cuero al elfo si es que ahora se le podía llamar así, - Escribid Lord Koltira, escribid lo que ninguno de los vuestros ha deseado hacer hoy... no rechistaré, hoy no.. mi luz es de estas gélidas tierras esta noche.. para bien o para mal.
La sonrisa del caballero se ensanchó, que agradable era ver una luz tintinear como un hada dentro de una botellita tapada mientras el aire se agotaba. Siempre había adorado engrosar sus filas.
Con su libro ya escrito levanto su voz al cortante aire invernal de Corona de Hielo, sus pies caminaron por la borda de aquel barco que era el segundo hogar del caballero, su lugar de mando. La voz de la pequeña elfa seguía cantando mientras su cuerpo caía al vacio, sus ojos estaban abiertos, clavados en la bella luna, sus palabras eran para ella, su voz, su desesperación.. su tristeza y miedo, todo para ella. La suave piel cepillada de un dracoleon toco la espalda de la elfa mientras la recogía, su canto siempre le llamaba, su amazona, su ama y su señora, aquella que siempre estaria en su lomo.
Se abrazo mientras descendían al infierno de hielo.
Levanto su voz, levanto sus manos ambos se envolvieron en las viejas letanías.. ambos se envolvieron en la brillante luz de la esperanza.. - Esta vez no.. - dijo mientras sus enemigos se acercaban a ellos, ansiosos de beber y devorar aquel brillante poder, ansiosos de la carne y la sangre de la dama y la bestia leónida. - No pienso permitirlo.. no sin luchar.
Los huesos caían, ardían las hermosas y letales damas de estandartes que engrandecen el orgullo de su Gran Principe, los gritos de los Geist agónicos y aterradores llenaban el lugar mientras la Luz caminaba, mientras cantaba, mientras olvidaba la sangre de los cortes de las espadas de los humanos caídos, las flechas de los elfos obligados a servir a su merced al Principe. Porque no importaba... porque demostraría que era necesaria. que él podía estar orgulloso, porque solo eso importaba, ni el sueño, ni el cansancio ni las heridas, solo el.
¿como había pasado? ¿cuando había ocurrido esto? Se preguntaba mientras danzaba meciendo las manos en arcos de luz, cuando el fuego de lo sagrado caía desde el cielo rodeando a quienes osaban atacarla, pero no lo sabia, solo avanzaba, solo pensaba. ¿acaso solo lo ves cuando estas a punto de perderlo? ¿acaso era aquello tan sencillo y pequeño algo tan importante y bello?
Alzo su mano a la cadenita plateada de su cuello, no estaba, la llave no estaba y quizás jamas volviese a estar. - No - se dijo - Estará .- Nada chillaba, nada gritaba maldiciones, no había dolor en su cuerpo. Solo plumas de pequeños brillos a su alrededor por el suelo.. solo un caballero de gran altura, de ojos sin sentimientos que tiraba de ella.
- Ya es suficiente, no dejaras nada a mis ejércitos.
- ¿que? - ¿La hablaba a ella? No, no quería dormir, no ahora no.. al fin sabia lo que queria, al fin queria demostrar algo por una vez...
- No... tiene que haber mas tareas...
- no me hagas atarte para que te estés quieta, creéme que no me darías mas que una alegría. - Una risa sádica y desgarrada rasgo el silencio del lugar. - La monto en su huesudo corcel alado sin apenas tener que esforzarse pese a las resistencias de la jovencita de ojeras marcadas. - al final si vas a darme el gusto...
Unos vagos rayos de sol intentaban asomarse por el cielo a lo lejos, en las tierras de los campamentos argentas, allí donde se empezaban a levantar los contendientes de justas y juegos de nobles caballeros y soldados. pero el tiempo había perdido su importancia, ¿que importaba el tiempo cuando las emociones y las ilusiones no entienden de el?.
- Me esperan en el Torneo, no podeis atarme... - La risa sonó de nuevo mientras la colocaba en el Dracoleón con total facilidad.
- Me parece bien, que soporten allí tus lamentos, pero eso si, vuelve cuando ellos despierten en ti aquello que me es útil. - De una palmada el animal desplegó sus alas... el día seguía, no había tiempo para dormir.. no habia tiempo para ver si ese mensaje habia llegado.. no queria pensar en que al final el lo hubiese hecho..no queria pensar en que el seguia pidiéndola que le matase. - No puede pedirme eso.. no lo entiende.. no lo entiende.. daria mi ultima pluma por que su alma no pisase el inframundo, no lo entiende..
Se perdió entre el gentio, se perdió entre los puestos del Torneo.. el ruido tapo su canto, el movimiento de los demás la ocultaba.. tenia mucho que hacer...
Última edición por Liriathel el Lun 12 Oct 2009 - 2:50, editado 1 vez
Liriathel- Ta Bien Esto Del Foro
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Edad : 43
Localización : Madrid en lo que algunos llamarían mi cripta
Fecha de inscripción : 29/09/2009
Re: Diario de Liriathel: El miedo ante la duda.
Sin palabras Liri, impresionante ^_^!!!
Sayax- Maestro de Lore
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Localización : Madrid
Fecha de inscripción : 18/01/2009
Re: Diario de Liriathel: El miedo ante la duda.
Prometo que el diario de liri seguirá ^^ aunque sea para torturaros!
Liriathel- Ta Bien Esto Del Foro
- Cantidad de envíos : 59
Edad : 43
Localización : Madrid en lo que algunos llamarían mi cripta
Fecha de inscripción : 29/09/2009
Re: Diario de Liriathel: El miedo ante la duda.
Jo, es genial, ya me gustaria poder escribir asi
Espero las siguientes partes!
Espero las siguientes partes!
Kromnar- A Veces Me Paso
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Fecha de inscripción : 07/10/2009
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