Sueños e incertidumbres.

*La noche cerrada cubría el cielo lleno de estrellas, ante una quietud relativa en una de las altas torres de Shattrath. Sosteniendo una especie de libro en blanco, moja delicadamente la pluma en un tintero. Suspira hondamente y comienza a escribir. Buscando un aliciente en la búsqueda.*

Un día cualquiera, de cualquier mes.

El viaje ha sido largo hasta la ciudad santuario de Shattrath. Encontrar un cobijo no fue demasiado difícil. La llaman, la ciudad de los refugiados. Es extraño, tal vez yo soy un refugiado, un extranjero pero, a pesar de todo, no se me trata con desprecio por ser lo que fui. Aún así... los que fueron poseidos por una mano oscura, siempre quedarán restos de oscuridad. Mis pesadillas en la noche son más frecuentes. Veo rostros atormentados, rostros de caras muertas y ensangrentadas bajo mi espada. Cadáveres a mi paso.

Odio soñar, la mente juega con tus recuerdos pasados, con una vida que fue tuya antaño pero que apenas recuerdas.

La majestuosa Lunargenta en toda su gloria. Yo.. un Capitán del escuadrón de Paladines de la guardia real.

De repente una imagen de una cama cubierta con cortinas de fina gasa. Dos cuerpos unidos, desnudos. Contemplo la escena viéndome encima de una dama de piel suave como la seda. Recuerdo su aroma, dulce y embriagadora, el tacto de su piel. Sus besos. Su pelo.. rojo como el fuego. Unos ojos, los ojos más hermosos que he visto nunca. Una caricia.

De nuevo la mente juega y te tortura, viendo a alguien que te lo arrebata todo. Desterrado... ¿Por qué? ¿Qué crimen cometí? Jamás lo sabré.

Vuelvo a ver la desolación bajo mis pies, cadáveres. En un charco, veo mi rostro con ojos extraños, escarchados y con el símbolo del Rey Exánime en mi armadura. Abro los ojos ante una imagen. Una elfa de cabellos rojos como el fuego tendida en el suelo, muerta. Corro hacia su cuerpo manchado de sangre, no logro saber por qué. Observo mi espada manchada de sangre y sonrío. Fue entonces cuando despierto en esa pesadilla, apenas sin saber donde me encuentro. Al mirar alrededor, entiendo donde estoy. La taberna de la Grada Arúspice.

Aun no ha amanecido. Contemplo mi rostro en el espejo después de empaparla de agua ante una mirada confusa. Repitiéndome la misma pregunta una y otra vez.

Por un instante, dejo de recordar esos sueños tras la dura batalla contra las fuerzas de la Legión Ardiente en la Península Infernal. Hallo consuelo a cada alma demoníaca que consigo arrebatar.

Tras caer la noche, vuelvo a Shattrath. Hundiéndome en el vacío en una mirada hacia ninguna parte, sosteniendo una jarra de burbon que no llego a beber. Una elfa entra en ese instante. La he visto otras veces, sé donde pertenece. Contemplo sus cabellos rojos como el fuego y su mirada melancólica escudada. Tiene muchas preguntas. Jamás he sido hombre de ayudar a la gente desde que tengo memoria después de haber sido un siervo de Arthas. Siento que en su corazón oculta algo que nadie ve. Oigo sus gritos silenciosos en esos ojos.

¿Por qué deseo ayudarla? Encierro una incertidumbre. Tal vez esté relacionado con mis sueños. Debo recordar. Tengo que saber qué pasó.
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Continuará...

Aibá xD!! Está soñando con la frígida de Nayade!!!!!
xDDDDDDDD

Es bromi Muy chulo Denoroth ahora te toca continuar y no dejarnos con la intriga e?
Animo !!

Si por Dios tengo una intriga enorme... creo que hoy no podré dormir.

Tu Guarra!! xD menos decir tontadas y mas entrar al talk que me has dejadu solita ><!!!

K potito Denoroth ... mas!!!

¡Este chico es un amor!

MesseH escribió: ¡Este chico es un amor!

UUuuu ya empezamos xD Corre peligro!!!!

MesseH escribió: ¡Este chico es un amor!

¡Si es la vaquita que he ayudado en Vallefresno! Jajaja. ;-)

El Caballero caminaba lentamente hacia el Bancal de la Luz con cierta inquietud. No sabía exactamente cuanto tiempo hacía que no pisaba lo que denominaría anteriormente como “hogar”. No era miedo lo que sentía, o eso es lo que él quería creer, quizás recuerde algo, o tal vez no. Lo que sí entendía, es que sea cual sea la verdad, debía afrontarla. Después de reflexionar fijando la vista en el portal tras su capucha durante unos instantes, endureció su rostro y recobró el valor. Caminó decidido tocando el portal hasta aparecer en la sala de los magos.

Lunargenta.

A pesar de que por ende, ya había vivido ahí por ser de la raza que era, veía todo como si nunca hubiera estado ahí. No quería descubrir su rostro, la mantenía oculta por si alguien le reconocía e hiciera preguntas cuyas respuestas desconoce. Con paso firme, salió de palacio de Aguja Furia del Sol. Estando encima de su caballo, observaba cada rincón de Lunargenta sin llegar a entrar en ninguno de los majestuosos edificios. Al llegar al Intercambio Real, cerca de las subastas, se queda mirando un banco de la plaza, justo delante de un arbol plantado en un terraplén. No entendía qué era lo que le atraía de ese banco. Su subconsciencia reaccionaba tras una risilla dulce de una elfa, una imagen fugaz de la elfa de sus sueños, sentada en ese mismo banco junto a él. La besaba dulcemente en los labios mientras acariciaba su mejilla suave con los nudillos. Una mirada llena de amor en el rostro de la elfa.

Cerró los ojos con fuerza sacudiendo su cabeza posando su mano en ella. Echó otro vistazo en ese banco y estrechó los ojos con rostro defensivo. Tiró las riendas hacia un lado para seguir caminando hasta llegar a las puertas de la ciudad, deteniéndose justo en el Camino de los Ancestros donde se erguía la imagen del Principe Kael'thas. Enarcó una ceja con una sonrisa de lado divertido. “La imagen de un traidor y que aún conservan en pié”. Renegó con la cabeza tras una risilla baja e irónica, dando un suave golpe de talón a su caballo y salir de la ciudad.

Cruzó el puente de piedra con lentitud desviando su mirada hacia la izquierda, que por alguna razón, sentía que debía seguir ese camino. Sin hacerse preguntas, siguió lo que le dictaba el impulso llegando hasta el Retiro del Errante. Los que habitaban el lugar, lo miraban con recelo. Hizo caso omiso de sus miradas observando el lugar con interés. Al salir hacia el otro lado de la puerta, miró alrededor. Detuvo su mirada en las lápidas que había en su derecha. Ladeó la cabeza notando como ese impulso le llevaba a hasta ahí. Las hojas del otoño tapaban las losas de las lápidas talladas con los símbolos y mosáicos élficos cubiertas de polvo y tierra.

En una de esas losas, se arrodilló. La losa estaba desquebrajada y rota. Quitando las hojas que tapaban su descripción, pudo leer lo que decía. Su rostro se desencajó al leer lo escrito:

:OOOOO
Comor??!

¡aaaah, que intriga!

Lol me encantan tus relatos Deno, tienes muxo arte como decimos en andalucia ^^

Contempló con detenimiento la losa partida, acariciando su apellido. “Anh'Othar. Entonces aquí me enterraron” se decía. Lo que no llegaba a entender, era por qué la losa estaba así del resto de tumbas con sus losas y descripciones intacta. Pudo apreciar una señal de golpe en ella, “Je.. sea quien sea, quien haya hecho eso, debió odiarme”, dejó escapar una sonrisa irónica bajo la capucha. Se escuchó de pronto un ruido, el chasquido de una rama que alguien pisó no pasando inadvertida su presencia. El elfo se giró de repente desenvainando su espada viendo como huía.

-¡No huyas!

Corrió tras él. Sea quien fuera, era muy ágil y rápido, corría hacia los árboles ladera abajo, cada vez ganaba más distancia. El elfo al ver que corría más que él, pegó un silbido fuerte. Su caballo se puso justo a su lado cabalgando, subiendo de un salto a su corcel sin detenerse, dio un fuerte golpe de talón del cual impulsó al animal correr más deprisa.

No quería perderlo de vista. Cada vez lo tenía más y más cerca. Cuando lo tenía justo al lado de él, este corría tanto como sus piernas le permitía, viendo como le daba alcance. El Caballero se tiró hacia el individuo dando varias vueltas por la ladera, en el que su rostro queda descubierto, hasta que en un giro inesperado, se vio con una navaja apuntada en el cuello, respirando ambos exhaustos teniéndole encima estando a su merced, o eso era lo que creía hasta que Denoroth notó que el cuerpo era demasiado ligero, sin duda era el cuerpo de una mujer. El rostro de la elfa quedó desencajado al mirarle tras su máscara. Esbozó el elfo una sonrisa de lado, y a un a riesgo de degollarle, dio un giro de vueltas estando él encima, apartando la navaja de su cuello. La quitó el pañuelo que tapaba el rostro de la elfa, viendo a una jovencita, apenas una adolescente, de cabellos negros como el azabache recogido.

-¿Quién eres? -dijo este con autoridad dada las circunstancias y con mirada amenazante.- ¿Qué hacías espiándome?

-No puede ser... -dijo esta mirándole incrédula- ¿Denoroth? ¿Eres tú?

El Caballero miró a la elfa cambiando el semblante frunciendo el cejo al mencionar su nombre “Me conoce”. Se levantó extendiendo la mano para ayudarla a levantarse. Esta apartó su mano con brusquedad transformando su mirada en odio.

-Así que me conoces... -dijo este apartando la mano, respetando su decisión.- pero veo que no del mejor modo. No voy a hacerte daño.

-¡Pero yo sí!

Rápidamente cogió su navaja y se abalanzó sobre él realizando varios estoques en el que el elfo esquivaba, mirándola sin entender. Cogió su muñeca con fuerza en la que esta intentaba liberarse.

-¡Suéltame! -dijo forcejeando e intentando golpearle con la otra mano, en el cual se la cogió teniéndola a su merced.

-O paras de atacarme o te ato a un árbol. No pienso a hacer daño a una niñita que aspira ser una pícara.

-¡Yo no soy una niña! -gritó dándole una patada en sus partes íntimas en el que redujo al elfo, encogiéndose de dolor, en el cual, aprovechó para liberarse de él e intentar escapar.

-¡Hija de....! -se levantó con grandes esfuerzos y de un par de zancadas la agarró por la cintura tirándola al suelo.- ¡Basta!

La giró teniéndola cara a cara agarrándola de las muñecas y teniendo su cuerpo encima de ella para inmovilizarla.

-¡Dime quien eres de una jodida vez! No quiero hacerte daño, ¡pero no me lo estás poniendo nada fácil! ¡Así que te tendré así, hasta que te hayas calmado!

La elfa a pesar de no apartar la mirada de los ojos del elfo con la misma mirada, dejó de forcejear y respondió.

-¡Soy tu hermana!
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CONTINUARÁ.

Wow! Brutal!!

Me encantaaaaaaaaaa Jaja,
¡Que Crack Deno! No dejes de escribir.. me estoy enganchando muchísimo!

Cada capitulo una intriga XD

“¿Hermana?” se dijo teniendo su rostro desencajado.

-¡Ya te he contestado! Ahora ¡suéltame! -contestó forcejeando de nuevo.

-No.. tan... rápido. -volvió a retenerla cogiendo de nuevo con fuerza las muñecas en el suelo mirándola a los ojos.- Si soy tu hermano, ¿por qué me atacas?

-Por lo visto no hicieron bien su trabajo. ¡Tendrían que haberte matado cuando volviste!

El elfo cada vez estaba más confuso.

-¡Basta!

La elfa calló aunque su mirada permanecía inyectada de odio sin apartar la mirada de sus ojos.

-Me serviría más de ayuda que me dijeras qué hice para merecerme tu odio y no seguir desear mi muerte. -dijo este con tranquilidad.

Un par de guardias que custodiaban el camino se acercaban a la escena y se detuvieron al ver que probablemente pueda haber problemas.

-¡Eh! ¿¡Qué está pasando!?

-¡Ayudadme! -gritó la elfa.

El Caballero se sintió amenazante y miró a los ojos de la elfa.

-¿¡Qué estás haciendo!? -espetó este susurrando entre dientes.

-¡Suéltame!

Forcejeó hasta que el elfo se quitó de encima y se incorporó viendo como los guardias se acercaban. Esta aprovechó para huir y correr lo más deprisa posible.

-¡EH! ¡No te vayas! -gritó el elfo tratando de detenerla, pero los guardias le impidieron el paso. Este miró a los guardias desafiante.

-Vigila tu mirada chico. Tal vez seas un Caballero del Ébano y os hayáis unido la escoria como vosotros a nuestra causa. Pero en nuestras tierras no voy a permitir que faltes al respeto a los que fueron de tu propia raza. -dijo uno de los guardias devolviendo la misma mirada desafiante que le profesaba el elfo mientras este intentaba conservar la calma, aunque le estaba empezando a costar.

-No temáis. No osaría atacar a nadie con tan valientes guardias como vosotros. -dijo este con cierto matiz de sarcasmo.

El guardia no le respondió aunque estuvo como unos segundos manteniendo la mirada.

-Que no vuelva a verte por aquí.

Después de decir esas palabras, se dieron la vuelta ambos guardias y volvieron al camino. El elfo miró por todas partes por si viera a la elfa cerca. “¡Maldita sea!” volvió a echar una ojeada mientras se subía al caballo.

- Probablemente estés escondida. Te encontraré, dalo por hecho -dijo en voz alta.

Dio un golpe de talón dirigiéndose de nuevo a la ciudad de Lunargenta.

¿Que es lo que habrá hecho el elfo? intrigante.

¡Ey Deno! Dberías ver lo que ha escrito la vakita linda en su diario sobre tí. Je,je

MesseH escribió: ¿Que es lo que habrá hecho el elfo? intrigante.

¡Ey Deno! Dberías ver lo que ha escrito la vakita linda en su diario sobre tí. Je,je

Uhm... interesante.

Pues ponlo, Messeh, queremos verlo todos xD
Y tu, elfucho de 3 al 4º aver si espabilais e... y continuais las historias pedazo de vagos