Cosas de hermanos.
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Sayax
Denoroth
Alëyah
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Cosas de hermanos.
Alëyah contempló al Paladín marchar cara ella hacia atrás, sin dejar de mirarla.
- Yo te quiero mucho más…- dijo el elfo en voz baja mientras se daba la vuelta y salía de la taberna de Shattrath.
< Qué piensas hacer… Say? >
Se dejó caer en la silla de nuevo, sus pensamientos empezaron a abasallarla. Poco la importaba que el indeseable del hermano de Sayax hubiera intentado aprovecharse de ella a cambio de entregarle información valiosa sobre “la marca”. Tan sólo era un pícaro con problemas mentales… y un descarado. Pero… ¿Qué narices pensaba hacer Sayax contra eso? Estaba claro que no le había hecho mucha gracia saber lo que había hecho el estúpido de su hermano, pero le conocía… Sabía que no iba a quedarse de brazos cruzados. Tan sólo le quedaba esperar a que no cometiera ninguna estupidez por la actitud grotesca de aquel elfo.
- Se levantó y caminó hacia la barra, dejando sobre ella algunas monedas de plata, y al girar la cabeza recordó al antiguo Caballero de la muerte, allí fue donde él se le presentó aquella vez que se conocieron-
“ Recuérdalo. Nadie podrá verte con los mismos ojos que yo…”
Recordó su penetrante mirada, recordó el beso en la frente. La luz molesta que desprendía la deidad.
…¿Qué narices significaban ésas palabras?…
El tabernero le devolvió el cambio, y ella, moviendo un hombro incómoda, quiso dejar la mente en blanco para seguir andando y encontrar la cama.
El elevador de los Aldor no había bajado aún, así que esperó. Como un flash, vivió de nuevo la escena ocurrida unas horas antes.
Se vió empotrada contra el tronco del árbol, el pícaro se había abalanzado sobre ella inmovilizándola por las muñecas. La miraba con una sonrisa insinuante y soberbia. La boca de él se movía, pero Ale no recordaba cuales fueron sus palabras exactas.
“ Maldita zorra…”
La sangre le hirvió de nuevo y revivió esa sensación. Había sentido la magia corriendo por sus venas en ése preciso instante. Recordó el aura amoratada que afloró a su alrededor, el pícaro había echado a correr despavorido sin poder controlar sus movimientos. Así fue como consiguió sacárselo de encima.
Frunció el ceño y subió al elevador, centrándose en la realidad.
Ella ya conocía ése hechizo, lo había usado muchas otras veces antes de que su poder se hubiera desvanecido por completo.
Llegó a la posada y pasó hacia una de las habitaciones, no sin antes advertir al dueño de que el Paladín no tardaría en llegar. Se desabrochó los lazos de la camisa y la ropa se deslizó con suavidad hacia el suelo.
Colocó hacia arriba las palmas de sus manos e intentó concentrarse. Volvió a mirarlas, como tantas veces había hecho.
Y ésa vez, como tantas otras, no sintió nada.
La había invadido la decepción, pero sabía que no todo estaba perdido. ¿Debía ir a ver a Denoroth de nuevo, en busca de respuestas?. Estaba claro que aquel comerciante sabía algo de ella, pero Ale no tenía muy buena experiencia con el trato de pícaros y comerciantes… sabía como se las gastaban, sabía también lo que pedían… Nada de eso le gustaba y no estaba dispuesta a admitir más tratos inapropiados de cualquier rufián.
Se acostó y cerró los ojos arropándose. Lo que más debía preocuparla era el bienestar de Say, lo importante es que él estaba a salvo. Pero… ¿Y si la información que había conseguido no era suficiente? Estaba segura de que aquél indeseable siempre se guardaba un as en la manga, y aunque le dijo que no sabía si la vida de los dos hermanos estaba ligada por la marca… podía no haber sido del todo sincero. Debía buscar la manera de averiguarlo… cualquiera menos tener que acudir de nuevo a él.
Podía ser ingenua… pero hasta cierto punto.
“Ya sabes, nunca te fíes de un pícaro”
- Yo te quiero mucho más…- dijo el elfo en voz baja mientras se daba la vuelta y salía de la taberna de Shattrath.
< Qué piensas hacer… Say? >
Se dejó caer en la silla de nuevo, sus pensamientos empezaron a abasallarla. Poco la importaba que el indeseable del hermano de Sayax hubiera intentado aprovecharse de ella a cambio de entregarle información valiosa sobre “la marca”. Tan sólo era un pícaro con problemas mentales… y un descarado. Pero… ¿Qué narices pensaba hacer Sayax contra eso? Estaba claro que no le había hecho mucha gracia saber lo que había hecho el estúpido de su hermano, pero le conocía… Sabía que no iba a quedarse de brazos cruzados. Tan sólo le quedaba esperar a que no cometiera ninguna estupidez por la actitud grotesca de aquel elfo.
- Se levantó y caminó hacia la barra, dejando sobre ella algunas monedas de plata, y al girar la cabeza recordó al antiguo Caballero de la muerte, allí fue donde él se le presentó aquella vez que se conocieron-
“ Recuérdalo. Nadie podrá verte con los mismos ojos que yo…”
Recordó su penetrante mirada, recordó el beso en la frente. La luz molesta que desprendía la deidad.
…¿Qué narices significaban ésas palabras?…
El tabernero le devolvió el cambio, y ella, moviendo un hombro incómoda, quiso dejar la mente en blanco para seguir andando y encontrar la cama.
El elevador de los Aldor no había bajado aún, así que esperó. Como un flash, vivió de nuevo la escena ocurrida unas horas antes.
Se vió empotrada contra el tronco del árbol, el pícaro se había abalanzado sobre ella inmovilizándola por las muñecas. La miraba con una sonrisa insinuante y soberbia. La boca de él se movía, pero Ale no recordaba cuales fueron sus palabras exactas.
“ Maldita zorra…”
La sangre le hirvió de nuevo y revivió esa sensación. Había sentido la magia corriendo por sus venas en ése preciso instante. Recordó el aura amoratada que afloró a su alrededor, el pícaro había echado a correr despavorido sin poder controlar sus movimientos. Así fue como consiguió sacárselo de encima.
Frunció el ceño y subió al elevador, centrándose en la realidad.
Ella ya conocía ése hechizo, lo había usado muchas otras veces antes de que su poder se hubiera desvanecido por completo.
Llegó a la posada y pasó hacia una de las habitaciones, no sin antes advertir al dueño de que el Paladín no tardaría en llegar. Se desabrochó los lazos de la camisa y la ropa se deslizó con suavidad hacia el suelo.
Colocó hacia arriba las palmas de sus manos e intentó concentrarse. Volvió a mirarlas, como tantas veces había hecho.
Y ésa vez, como tantas otras, no sintió nada.
La había invadido la decepción, pero sabía que no todo estaba perdido. ¿Debía ir a ver a Denoroth de nuevo, en busca de respuestas?. Estaba claro que aquel comerciante sabía algo de ella, pero Ale no tenía muy buena experiencia con el trato de pícaros y comerciantes… sabía como se las gastaban, sabía también lo que pedían… Nada de eso le gustaba y no estaba dispuesta a admitir más tratos inapropiados de cualquier rufián.
Se acostó y cerró los ojos arropándose. Lo que más debía preocuparla era el bienestar de Say, lo importante es que él estaba a salvo. Pero… ¿Y si la información que había conseguido no era suficiente? Estaba segura de que aquél indeseable siempre se guardaba un as en la manga, y aunque le dijo que no sabía si la vida de los dos hermanos estaba ligada por la marca… podía no haber sido del todo sincero. Debía buscar la manera de averiguarlo… cualquiera menos tener que acudir de nuevo a él.
Podía ser ingenua… pero hasta cierto punto.
“Ya sabes, nunca te fíes de un pícaro”
Última edición por Alëyah el Lun 9 Nov 2009 - 18:02, editado 1 vez
Alëyah- Soy MUY Cansino
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Re: Cosas de hermanos.
Interesante historia ;-). Veamos como se desenvuelve el asunto.
Denoroth- En La Brecha
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Re: Cosas de hermanos.
Emocionante, conmovedor, sensacional, imponente, sobrecogedor, alucinante, extraordinario o en dos palabras: me encanta ^^
Sayax- Maestro de Lore
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Re: Cosas de hermanos.
¡Sabe a poco! ¡Más por favor!
MesseH- Ta Bien Esto Del Foro
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Re: Cosas de hermanos.
Pero que icono mas chulooo! ¿De dnd ha salido xD?MesseH escribió: ¡Sabe a poco! ¡Más por favor!
Si, si, seguiré escribiendo acerca de ésta trama poquito a poco ^.^
Alëyah- Soy MUY Cansino
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Re: Cosas de hermanos.
En esta wed http://servicios.miarroba.com/caretos/ te puesdes hacer una galeria aunque creo que te tienes que dar de alta. Te jartas de buscar pero hay cosas mu chulas,
MesseH- Ta Bien Esto Del Foro
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Re: Cosas de hermanos.
Muchas noches de incertidumbre siguieron a ésa, incontables las horas invertidas en la biblioteca de los Arúspices, encerrada en sus paredes entre miles de tapas impregnadas de polvo. Cientos de letras confusas y frases entrecortadas se juntaban en su mente buscando una palabra clave; algo, tan sólo algo… un pequeño aliciente para seguir buscando. Una pequeña pista….
“Maldiciones Ocultas” (…Menuda inutilidad… nada interesante) “Creación de vínculos mediante rituales”…La unión de dos almas en un solo cuerpo….
- No, no… no se trata de eso. Debo seguir buscando…
“Conflicto de almas”… No…
“Maldiciones de la época oscura”…
- Veamos.. puede que aquí…
“Marcas corporales”…. “Marcas que establecen un vínculo con seres demoníacos”
- No… no… un vínculo entre dos personas… vamos!
“Estragos del culto a las sombras”….. “Documentados todos los hechizos nombrados por brujos”……. “Corrupción”…. “Marca de la agonía”….. “Hechizo del letargo de sueños”….. “Seguidores de Sargeras”
-…pe..¿Qué demonios..?
“El culto de Inalo”… “Dios del vacío absoluto”… “Maldiciones más comunes de sus adeptos”…. “Condenado al inframundo mediante símbolos”…. “Rituales”….
…
Nada obtenía, día tras día así. Desesperante. Pero aún quedaba algo por averiguar, la noche anterior a ésa alguien había desenterrado una opción… Una tauren, llamada algo así como “Shiris CuernoNegro” Una druida-chamán obsesionada con la otra vida… con un extraño don. Algo transtornada también, sí… Puede ser, pero algo es algo…¡¿no?!
Apareció de la nada y dijo que Sayax, aun siendo tan joven…desprendía el olor de la misma muerte. Puso una mano en su frente y concentrándose empezó a leer en su interior. “La elfa encapuchada… esa será la que acabe contigo” –dijo.
Elfa encapuchada… ¿Es que ahora resultaba que no iba a ser la maldición lo que acabara con su hermano..?
De todas formas, lo que más importaba a Ale no era eso, sino… ¿Qué narices pasaba con el vínculo? ¿Si su hermano realmente iba a morir… estaba su destino ligado a él de forma irreversible?
“Puede que haya una manera… Umm… Sí. Si ésa marca une a los dos hermanos en un lazo de muerte…¿Por qué no intentáis que dejen de serlo?” – dijo la Tauren.
Dejar de serlo, dejar de ser….¿Hermanos? Qué sentido tiene eso… ¡Menuda estupidez! ¿Cómo demonios se va a poder romper un vínculo cómo ése? ¡No es una unión visible que nadie pueda cesar cuando le venga en gana!.
Sin embargo… tampoco tenía mucho más que eso. Bueno sí, tenía algo más.
La última vez que se vieron Denoroth le dio el nombre de una persona a quien debía acudir, una persona que supuestamente podía ayudarles. Solo sabía su nombre, y que debía localizarla en Azshara.
A Say no le parecía buena idea, no se fiaba del comerciante, pero… al fin y al cabo ¿Qué podían hacer sinó?
* * *
A la mañana siguiente Alëyah despertó en Shattrath, siguiendo su rutina fue a bañarse y después de arreglarse fue a por sus mascotas; Byakun y el cachorro de osezno. El día había estallado con un sol brillante y cómo siempre, los tres se encaminaron hacia la salida de la ciudad para dar un paseo matutino en el Bosque de Terokkar.
El cachorro, animado, para no perder la costumbre embestía divertido a Byakun, el lobo blanco una y otra vez. Los dos se habían hecho muy buenos compañeros, ella siempre sonreía al verlos jugar, la imagen era enternecedora… pero no podía olvidar todo lo que se le había venido encima.
Sabía que Sayax estaba sufriendo, el peso que cargaba a sus espaldas era grande… No es fácil asumir que alguien, sangre de tu sangre, desaparecerá sin más mientras tus esperanzas de ayudarle van disminuyendo día a día.
Sayax se sentía culpable, y muchas veces se preguntaba… ¿Por qué era su hermano y no él, el que corría peor suerte? No sería el mejor hermano del mundo… Pero Say le quería… y aunque no pudiera tocarle, ni acercarse a él para darle un abrazo, siempre lo reconocería cómo tal. De igual manera, que sabía, que quizás su mismo fin estaba cerca también.
Ale sentía mucha angustia en su interior ésa mañana soleada. Quería marchar ya en busca de aquél contacto en Azshara y averiguar todo lo posible antes de que fuera demasiado tarde… Pero el elfo no había llegado aún, y eso le parecía extraño. Aunque estuviera ocupado con sus encargos de Encantamiento él siempre solía aparecer en la ciudad a lo largo de la mañana, o sorprenderla en Terokkar mientras paseaba a sus dos animalitos. Hoy no era así…
Pero bueno, no importaba.
Alëyah hizo una mueca y decidió apresurarse para volver, pensando en que en cuanto regresara iría a buscarle a Lunargenta, era más que probable que algún encargo de última horda se le hubiera alargado más de la cuenta. Sonrió de nuevo, imaginando que unas horas más tarde estarían los dos juntos en Azshara recibiendo buenas noticias, con un poco de suerte. Decidió darle al mal tiempo buena cara.
El peso en su pierna le recordó que allí guardaba la carta que Say había escrito para su hermano, abriéndole su corazón.
Aún no se la había entregado al pícaro… ni la carta, ni el abrazo que él nunca le podría dar. ¡Debía volver tan pronto como le fuera posible, aún quedaba mucho por hacer!.
La pobre elfa desconocía la agradable sorpresa que le esperaría en Lunargenta...
*Continuará *
“Maldiciones Ocultas” (…Menuda inutilidad… nada interesante) “Creación de vínculos mediante rituales”…La unión de dos almas en un solo cuerpo….
- No, no… no se trata de eso. Debo seguir buscando…
“Conflicto de almas”… No…
“Maldiciones de la época oscura”…
- Veamos.. puede que aquí…
“Marcas corporales”…. “Marcas que establecen un vínculo con seres demoníacos”
- No… no… un vínculo entre dos personas… vamos!
“Estragos del culto a las sombras”….. “Documentados todos los hechizos nombrados por brujos”……. “Corrupción”…. “Marca de la agonía”….. “Hechizo del letargo de sueños”….. “Seguidores de Sargeras”
-…pe..¿Qué demonios..?
“El culto de Inalo”… “Dios del vacío absoluto”… “Maldiciones más comunes de sus adeptos”…. “Condenado al inframundo mediante símbolos”…. “Rituales”….
…
Nada obtenía, día tras día así. Desesperante. Pero aún quedaba algo por averiguar, la noche anterior a ésa alguien había desenterrado una opción… Una tauren, llamada algo así como “Shiris CuernoNegro” Una druida-chamán obsesionada con la otra vida… con un extraño don. Algo transtornada también, sí… Puede ser, pero algo es algo…¡¿no?!
Apareció de la nada y dijo que Sayax, aun siendo tan joven…desprendía el olor de la misma muerte. Puso una mano en su frente y concentrándose empezó a leer en su interior. “La elfa encapuchada… esa será la que acabe contigo” –dijo.
Elfa encapuchada… ¿Es que ahora resultaba que no iba a ser la maldición lo que acabara con su hermano..?
De todas formas, lo que más importaba a Ale no era eso, sino… ¿Qué narices pasaba con el vínculo? ¿Si su hermano realmente iba a morir… estaba su destino ligado a él de forma irreversible?
“Puede que haya una manera… Umm… Sí. Si ésa marca une a los dos hermanos en un lazo de muerte…¿Por qué no intentáis que dejen de serlo?” – dijo la Tauren.
Dejar de serlo, dejar de ser….¿Hermanos? Qué sentido tiene eso… ¡Menuda estupidez! ¿Cómo demonios se va a poder romper un vínculo cómo ése? ¡No es una unión visible que nadie pueda cesar cuando le venga en gana!.
Sin embargo… tampoco tenía mucho más que eso. Bueno sí, tenía algo más.
La última vez que se vieron Denoroth le dio el nombre de una persona a quien debía acudir, una persona que supuestamente podía ayudarles. Solo sabía su nombre, y que debía localizarla en Azshara.
A Say no le parecía buena idea, no se fiaba del comerciante, pero… al fin y al cabo ¿Qué podían hacer sinó?
* * *
A la mañana siguiente Alëyah despertó en Shattrath, siguiendo su rutina fue a bañarse y después de arreglarse fue a por sus mascotas; Byakun y el cachorro de osezno. El día había estallado con un sol brillante y cómo siempre, los tres se encaminaron hacia la salida de la ciudad para dar un paseo matutino en el Bosque de Terokkar.
El cachorro, animado, para no perder la costumbre embestía divertido a Byakun, el lobo blanco una y otra vez. Los dos se habían hecho muy buenos compañeros, ella siempre sonreía al verlos jugar, la imagen era enternecedora… pero no podía olvidar todo lo que se le había venido encima.
Sabía que Sayax estaba sufriendo, el peso que cargaba a sus espaldas era grande… No es fácil asumir que alguien, sangre de tu sangre, desaparecerá sin más mientras tus esperanzas de ayudarle van disminuyendo día a día.
Sayax se sentía culpable, y muchas veces se preguntaba… ¿Por qué era su hermano y no él, el que corría peor suerte? No sería el mejor hermano del mundo… Pero Say le quería… y aunque no pudiera tocarle, ni acercarse a él para darle un abrazo, siempre lo reconocería cómo tal. De igual manera, que sabía, que quizás su mismo fin estaba cerca también.
Ale sentía mucha angustia en su interior ésa mañana soleada. Quería marchar ya en busca de aquél contacto en Azshara y averiguar todo lo posible antes de que fuera demasiado tarde… Pero el elfo no había llegado aún, y eso le parecía extraño. Aunque estuviera ocupado con sus encargos de Encantamiento él siempre solía aparecer en la ciudad a lo largo de la mañana, o sorprenderla en Terokkar mientras paseaba a sus dos animalitos. Hoy no era así…
Pero bueno, no importaba.
Alëyah hizo una mueca y decidió apresurarse para volver, pensando en que en cuanto regresara iría a buscarle a Lunargenta, era más que probable que algún encargo de última horda se le hubiera alargado más de la cuenta. Sonrió de nuevo, imaginando que unas horas más tarde estarían los dos juntos en Azshara recibiendo buenas noticias, con un poco de suerte. Decidió darle al mal tiempo buena cara.
El peso en su pierna le recordó que allí guardaba la carta que Say había escrito para su hermano, abriéndole su corazón.
Aún no se la había entregado al pícaro… ni la carta, ni el abrazo que él nunca le podría dar. ¡Debía volver tan pronto como le fuera posible, aún quedaba mucho por hacer!.
La pobre elfa desconocía la agradable sorpresa que le esperaría en Lunargenta...
*Continuará *
Última edición por Alëyah el Jue 26 Nov 2009 - 15:46, editado 1 vez
Alëyah- Soy MUY Cansino
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Re: Cosas de hermanos.
Joooo k wayy :3
Aliena- Maestro de Lore
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Re: Cosas de hermanos.
Sigueleee, me gustaaaa mucho ^^
Sayax- Maestro de Lore
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Re: Cosas de hermanos.
Ya en la ciudad de Lunargenta...
Pasó por la subasta, convencida de verle por allí negociando sus encargos con clientes o con los subastadores, pero allí no había nadie que se pareciera a él. Un grupo de elfos refinados discutían en la entrada del banco acerca del elevado precio que estaba tomando los Frascos de Vermizo de Escarcha. Balbuceaban frases vacías, alguno de ellos debían ser comerciante por sus comentarios, conociendo con pelos y señales la cantidad exacta de los materiales en oro y plata.
<Quizá deba esperarle… puede que esté rondando por aquí y haya tenido que ausentarse un momento… Esperaré un poco.> - Pensó la elfa, que se dejó caer en uno de los bancos que quedaban en el centro de la plaza. Miró hacia la muchedumbre en busca de una distracción para su mente, posando sus ojos en la gente que pasaba por allí.
Una Tauren llamó su atención, caminaba a paso lento y parecía estar ajena a todo. Vestía una larga y oscura capa que ocultaba su rostro y daba a su presencia un tono lúgubre y misterioso. Ésta se paró en seco, casi a la altura de la elfa, que permanecía sentada en el banco mirándola desde la distancia.
La Tauren entornó su cabeza y dejó que su mirada se clavara en la de ella al tiempo que su pierna dejó de moverse y se quedó plantada frente a la gente que iba y venía.
Alëyah abrió los ojos un poco más al ver su gesto sin entender la reacción de aquella que se había postrado en el camino clavándole los ojos. Una sensación extraña recorrió su vientre. La mirada la intimidó por dentro pero no perdió su entereza ni por un segundo. Aquellos ojos verdes…aquella mirada estaba llena de palabras que rompieron el silencio sin llegar si quiera a perturbarlo.
Tuvo miedo.
Y fue en ese mismo instante, cuando las palabras calladas habían penetrado en la atmósfera de su mente y nublado sus pensamientos, cuando la Tauren dio un paso al frente y prosiguió su camino haciendo caso omiso a su entorno, ajena a todo una vez más. La elfa de sangre observó su marcha con incertidumbre.
Todo esto ocurrió en tan solo unos segundos… ¿Qué había sentido en sus entrañas?
No tenía una respuesta para el pinchazo que había recorrido su cuerpo… pero sabía que algo no iba bien. Tenía un mal presentimiento…
Rápidamente se puso en pié.
<Shiris Cuerno Negro…> - Se dijo.
La imagen de la druida trastornada había venido a su mente.
< ¿Será ella…? No, eso sería imposible… nos contó que por algún motivo habían prohibido su salida de Mulgore, no podría andar por Lunargenta como si nada, estaba allí recluida…>
Ale zarandeó ligeramente la cabeza, borrando esos pensamientos. Debía encontrar a Sayax de una maldita vez e ir a Azshara, no tenía tanto tiempo como para malgastarlo con ideas absurdas y presentimientos falsos. Dio un silbido y Byakun apareció corriendo por detrás de los jardines, con un salto digno de atleta cruzó la fuente y se postró ante ella, quien le premió al instante con un beso en la cabecita acompañado de un leve susurro:
*ss* Busca a Sayax, amigo mío… no puede andar lejos.
El lobezno (que cada día se hacía más inmenso) bajó sus orejas y ahogó un aullido mirándola a los ojos, antes de afinar su olfato y salir corriendo.
Ella no se paró a ver su marcha, desde que conoció al animal supo que podía contar con él como las familias unidas se apoyan en los momentos duros. No necesitaba ver a dónde le llevaría su olfato, sabía que en cuanto encontrara un solo rastro volvería a por ella. Y así lo hizo.
Ella se dirigió al banco con paso decidido, quería tener todo listo para partir en cuanto Sayax apareciera. Agarró unas cuantas pociones, flechas, algo de ropa… aún no lo tenía todo listo cuando el aullido del lobo llegó hasta su oído. Divisó a Byakun en el exterior del banco y dejó lo que tenía entre manos para seguirle corriendo hasta la taberna más cercana, a la salida de la ciudad. Aminoró el paso para entrar y examinó la planta baja inútilmente, tan solo un par de elfos y una renegada habitaban el local, tomando una cerveza en la barra mientras charlaban tranquilamente.
Alëyah no llegaba a comprender donde narices se había metido el paladín así que al no ver a Velandra, la tabernera, se acercó a preguntar a uno de los elfos algo alarmada, aquello ya empezaba a asustarla.
-Sin duda el mejor lugar donde dejar caer un cuerpo cansado de trabajo en el final de una larga jornada es en los brazos de una herm…- El elfo de cabellos dorados interrumpió sus palabras al ver que la pelirroja con cara extraña se acercaba directa hacia él.
…
- ¿…Puedo ayudaros, Milady…?
- ¡Si!- dijo rápidamente- Disculpad… No quería interrumpir vuestra alegre charla pero…¿Habéis visto a un Paladín alto y moreno? Suele estar cada día cerca de la subasta aceptando encargos de encantamiento…
- Uuhmmf…¿ Os referíis a ése que de vez en cuando se deja ver por la plaza hablando con un oso graso y blanco? – Intervino ésta vez el elfo de cabellos plateados que permanecía al lado del otro, mientras frotaba su perilla y tomaba un trago de su copa de vino.
El primer elfo no pudo evitar soltar una carcajada, que reprimió con una bonita cara de Póker al ver que la elfa asintió repetídamente con una sonrisa en los labios. Ambos se miraron y, encogiéndose de hombros, aquél de los cabellos plateados le indicó la salida trasera de la taberna.
- Ví a vuestro amigo ésta mañana en el Bazar… Puede que lo encontréis all…
¡Mil Gracias Milord!- Contestó espitosa la elfa, que sin molestarse a hacer una reverencia ya había salido corriendo directa siguiendo su indicación.
Llegó a la plaza del bazar y se quedó boquiabierta, ni un alma pasaba por allí, normalmente estaba más animado el ambiente pero no era tal el caso. Rodeando el bazar con la mirada un bulto llamó su atención: alguien yacía tirado en el suelo sobre las escaleras de la otra punta… ¡Podría ser él!
Sin dudarlo corrió hacia el cuerpo desmayado y sus sospechas se confirmaron a medida que se acercaba: Ése cuerpo era de Sayax…
Tan rápido como pudo se arrodilló ante él y cogiéndole lo encaró hacia ella, su corazón se había disparado al verle… físicamente no tenía ni un rasguño pero yacía quieto allí, inmóvil y con los ojos cerrados.
- Cariño..¡¿Qué te ha pasado?¡ - Preguntó en un tono de visible preocupación.
Ale se alarmó más al ver que no pronunciaba una respuesta y temiendo lo peor su piel se erizó proporcionándole la misma sensación que el recibir encima una jarra de agua fría.
- ¡Sayax por Dios más vale que me contestes! – Empezó a zarandearlo pero el pícaro no respondía.
- ¡He dicho que despiertes! ¡¡Deja de hacerte el dormido, Say!! Vamos, esto no tiene ninguna gracia…- musitó ella, mientras los nervios quedaban más a flor de piel a cada instante.
A punto de perder la paciencia, y sin saber ya con qué intensidad zarandearle le cogió de la barbilla buscando su mirada y empezó a darle bofetadas en la mejilla buscando cualquier reacción.
- Cielo por favor… abre los ojos y dime que me oyes, dime que sólo es una broma...- Dijo mientras se mordió el labio desesperada, ahogó un gemido de rábia mientras incorporaba el cuerpo del Paladín sobre ella.
Fue entonces, cuando los párpados de Sayax se movieron ligeramente, haciendo amago de ser abiertos y el Paladín frunció el ceño reprimiendo un grito de dolor.
- ¡¡¡¡…Aaargggghh….!!!
- ¡Cielo!.. Dios…¡¡¿Qué pasa.. por qué gritas..?!!
- aagghh… Ale… me duele…- susurró Sayax frunciendo el ceño del esfuerzo, tan exagerado como siempre.
- Say soy yo… no pasa nada, ¿Todo estará bien de acuerdo..? Sólo dime que te duele… y haré lo que pueda para calmar tu dolor…
Entonces se dio cuenta, él había puesto una mano cerca de su ingle, en el mismo lugar donde estaba la marca y la apretaba con fuerza cada vez que el más mínimo movimiento en su cuerpo le hacía estremecer de dolor. Alëyah frunció el ceño, pues sabía que eso no era buena señal… ésa maldita marca solo les traería más problemas.
Sin más dilación se levantó y cargó con él como pudo hasta llegar a la antigua casa en la que vivían los dos, estaba llena de polvo y de cajas, nadie habitaba en ella… pero los muebles y los cojines de la entrada seguían estando allí. Se apresuró en acomodar a Say entre los cojines sin que él dejara de quejarse un solo momento. Calmándole como podía le convenció para examinar la marca y finalmente accedió.
Con cuidado separó la ropa y desabrochó sus pantalones y su cinturón. Cuál fue su sorpresa al quedar la piel desnuda del elfo… Y es que eso fue lo único que vió… nada, absolutamente nada. No quedaba ni rastro de la marca, solo su piel desnuda y en su justo lugar un escozor rojo e inflamado la había substituido. Ahora ya solo era piel… como el humo se había es fumado y… No, eso tampoco era una buena señal.
La elfa se había quedado muda, sus ojos igual que dos platos no dejaban de mirar aquello que no podía creer, estaba atónita.
- ¡¡¿¿¿ Aleyah me vas a decir qué cojones pasa con la marca o qué???!!
…..Aaarrgh…. ¡¡mierda!!
Ella se frotó los ojos incrédula.
- No… es imposible… -musitó para ella misma.
*Unos pasos se oyeron desde atrás y una voz conocida hizo presencia en la casa*
Ehm… Siento interrumpir pero…La puerta estaba abierta – Dijo Náyade con voz firme pero afectada, abriendose paso hasta el salón y colocándose frente a los dos elfos.-
- ¡Nay..! ¿Qué haces aq..
- Tengo algo importante que decirte, Sayax…- Le interrumpió la pícara.
- Frunció el ceño y la miró nerviosa, sabía que nada de lo que diría sería agradable, su miedo ya había empezado a crecer y sospechó…*
- ¿Qué ha pasado con su hermano Nay..? Es que él esta bien…?
Náyade les miró a los dos, por momentos de silenció dejaba claro que no sabía bien cómo contarles la verdad.
- Oh bueno…
- Näy la marca de Sayax ha desaparecido…¿qué ha pasado?- la interrumpió Alëyah-
Al instante Sayax abrió los ojos de par en par y se tambaleó intentando incorporarse con esfuerzo. No tardó mucho en gritar…
- ¡¡¡¡AAaaaghhhh!!!!!
- Si la marca ya no está… No hay que ser muy hábil para pensar que puede que él ya tampoco esté…¿No crees?...- dijo Nay.
El silencio se apoderó de la sala, calando en cada uno de los presentes.
Sayax se quedó inmóvil, bajando su mirada hacia el suelo, su cara se transformó completamente. El dolor podía leerse en sus ojos, de los que lágrimas empezaron a brotar en silencio, recorriendo sus mejillas.
La cazadora se tapó la cara con las manos al oír aquellas palabras.
- Sayax… tu hermano… ha muerto.
Pasaron unos instantes, largos e incómodos para los tres elfos, y él lo rompió el silencio.
- ¿Quién fue...?- Dejó la pregunta en el aire y apretando los puños con su máxima fuerza miró a Náyade exigiendo una respuesta.
- Verás Sayax… No creo que sea momento para responder a esa pregunta, Yo…
- ¡Déjate de rodeos y dime QUIÉN COJONES HA IDO A POR ÉL!
- Eh, cálmate… deberías descansar y olvidar eso ahora…
- Já… -sonrió de medio lado y la miró de forma irónica. – Creo que ya puedo hacerme una idea de quien ha sido por tu forma de actuar…
- Sayax, la situación es muy compleja…
- ¡¿¿FUE LA PUTA DE TU DOBLE… VERDAD??!
- ¿Podrías usar otro apodo más agradable no crees..?- Dijo la pícara algo incómoda.
Sayax parecía desorbitado, las dos pelirrojas temieron su reacción, pues sabían que si el dolor no se lo impidiera el Paladín se hubiera levantado para ahogar su ira de la peor manera que encontrara. No podía creer que esto le estubiera pasando a él…
- ¿Es que aún vas a defenderla…?
....
*Continuará*
Seguiré con el diálogo más tarde, a lo sumo mañana por la mañana, puesto que hay varias cosas interesantes que mencionar y no quiero escribirlo ahora con prisa y dejarme alguna… Espero que os guste
Pasó por la subasta, convencida de verle por allí negociando sus encargos con clientes o con los subastadores, pero allí no había nadie que se pareciera a él. Un grupo de elfos refinados discutían en la entrada del banco acerca del elevado precio que estaba tomando los Frascos de Vermizo de Escarcha. Balbuceaban frases vacías, alguno de ellos debían ser comerciante por sus comentarios, conociendo con pelos y señales la cantidad exacta de los materiales en oro y plata.
<Quizá deba esperarle… puede que esté rondando por aquí y haya tenido que ausentarse un momento… Esperaré un poco.> - Pensó la elfa, que se dejó caer en uno de los bancos que quedaban en el centro de la plaza. Miró hacia la muchedumbre en busca de una distracción para su mente, posando sus ojos en la gente que pasaba por allí.
Una Tauren llamó su atención, caminaba a paso lento y parecía estar ajena a todo. Vestía una larga y oscura capa que ocultaba su rostro y daba a su presencia un tono lúgubre y misterioso. Ésta se paró en seco, casi a la altura de la elfa, que permanecía sentada en el banco mirándola desde la distancia.
La Tauren entornó su cabeza y dejó que su mirada se clavara en la de ella al tiempo que su pierna dejó de moverse y se quedó plantada frente a la gente que iba y venía.
Alëyah abrió los ojos un poco más al ver su gesto sin entender la reacción de aquella que se había postrado en el camino clavándole los ojos. Una sensación extraña recorrió su vientre. La mirada la intimidó por dentro pero no perdió su entereza ni por un segundo. Aquellos ojos verdes…aquella mirada estaba llena de palabras que rompieron el silencio sin llegar si quiera a perturbarlo.
Tuvo miedo.
Y fue en ese mismo instante, cuando las palabras calladas habían penetrado en la atmósfera de su mente y nublado sus pensamientos, cuando la Tauren dio un paso al frente y prosiguió su camino haciendo caso omiso a su entorno, ajena a todo una vez más. La elfa de sangre observó su marcha con incertidumbre.
Todo esto ocurrió en tan solo unos segundos… ¿Qué había sentido en sus entrañas?
No tenía una respuesta para el pinchazo que había recorrido su cuerpo… pero sabía que algo no iba bien. Tenía un mal presentimiento…
Rápidamente se puso en pié.
<Shiris Cuerno Negro…> - Se dijo.
La imagen de la druida trastornada había venido a su mente.
< ¿Será ella…? No, eso sería imposible… nos contó que por algún motivo habían prohibido su salida de Mulgore, no podría andar por Lunargenta como si nada, estaba allí recluida…>
Ale zarandeó ligeramente la cabeza, borrando esos pensamientos. Debía encontrar a Sayax de una maldita vez e ir a Azshara, no tenía tanto tiempo como para malgastarlo con ideas absurdas y presentimientos falsos. Dio un silbido y Byakun apareció corriendo por detrás de los jardines, con un salto digno de atleta cruzó la fuente y se postró ante ella, quien le premió al instante con un beso en la cabecita acompañado de un leve susurro:
*ss* Busca a Sayax, amigo mío… no puede andar lejos.
El lobezno (que cada día se hacía más inmenso) bajó sus orejas y ahogó un aullido mirándola a los ojos, antes de afinar su olfato y salir corriendo.
Ella no se paró a ver su marcha, desde que conoció al animal supo que podía contar con él como las familias unidas se apoyan en los momentos duros. No necesitaba ver a dónde le llevaría su olfato, sabía que en cuanto encontrara un solo rastro volvería a por ella. Y así lo hizo.
Ella se dirigió al banco con paso decidido, quería tener todo listo para partir en cuanto Sayax apareciera. Agarró unas cuantas pociones, flechas, algo de ropa… aún no lo tenía todo listo cuando el aullido del lobo llegó hasta su oído. Divisó a Byakun en el exterior del banco y dejó lo que tenía entre manos para seguirle corriendo hasta la taberna más cercana, a la salida de la ciudad. Aminoró el paso para entrar y examinó la planta baja inútilmente, tan solo un par de elfos y una renegada habitaban el local, tomando una cerveza en la barra mientras charlaban tranquilamente.
Alëyah no llegaba a comprender donde narices se había metido el paladín así que al no ver a Velandra, la tabernera, se acercó a preguntar a uno de los elfos algo alarmada, aquello ya empezaba a asustarla.
-Sin duda el mejor lugar donde dejar caer un cuerpo cansado de trabajo en el final de una larga jornada es en los brazos de una herm…- El elfo de cabellos dorados interrumpió sus palabras al ver que la pelirroja con cara extraña se acercaba directa hacia él.
…
- ¿…Puedo ayudaros, Milady…?
- ¡Si!- dijo rápidamente- Disculpad… No quería interrumpir vuestra alegre charla pero…¿Habéis visto a un Paladín alto y moreno? Suele estar cada día cerca de la subasta aceptando encargos de encantamiento…
- Uuhmmf…¿ Os referíis a ése que de vez en cuando se deja ver por la plaza hablando con un oso graso y blanco? – Intervino ésta vez el elfo de cabellos plateados que permanecía al lado del otro, mientras frotaba su perilla y tomaba un trago de su copa de vino.
El primer elfo no pudo evitar soltar una carcajada, que reprimió con una bonita cara de Póker al ver que la elfa asintió repetídamente con una sonrisa en los labios. Ambos se miraron y, encogiéndose de hombros, aquél de los cabellos plateados le indicó la salida trasera de la taberna.
- Ví a vuestro amigo ésta mañana en el Bazar… Puede que lo encontréis all…
¡Mil Gracias Milord!- Contestó espitosa la elfa, que sin molestarse a hacer una reverencia ya había salido corriendo directa siguiendo su indicación.
Llegó a la plaza del bazar y se quedó boquiabierta, ni un alma pasaba por allí, normalmente estaba más animado el ambiente pero no era tal el caso. Rodeando el bazar con la mirada un bulto llamó su atención: alguien yacía tirado en el suelo sobre las escaleras de la otra punta… ¡Podría ser él!
Sin dudarlo corrió hacia el cuerpo desmayado y sus sospechas se confirmaron a medida que se acercaba: Ése cuerpo era de Sayax…
Tan rápido como pudo se arrodilló ante él y cogiéndole lo encaró hacia ella, su corazón se había disparado al verle… físicamente no tenía ni un rasguño pero yacía quieto allí, inmóvil y con los ojos cerrados.
- Cariño..¡¿Qué te ha pasado?¡ - Preguntó en un tono de visible preocupación.
Ale se alarmó más al ver que no pronunciaba una respuesta y temiendo lo peor su piel se erizó proporcionándole la misma sensación que el recibir encima una jarra de agua fría.
- ¡Sayax por Dios más vale que me contestes! – Empezó a zarandearlo pero el pícaro no respondía.
- ¡He dicho que despiertes! ¡¡Deja de hacerte el dormido, Say!! Vamos, esto no tiene ninguna gracia…- musitó ella, mientras los nervios quedaban más a flor de piel a cada instante.
A punto de perder la paciencia, y sin saber ya con qué intensidad zarandearle le cogió de la barbilla buscando su mirada y empezó a darle bofetadas en la mejilla buscando cualquier reacción.
- Cielo por favor… abre los ojos y dime que me oyes, dime que sólo es una broma...- Dijo mientras se mordió el labio desesperada, ahogó un gemido de rábia mientras incorporaba el cuerpo del Paladín sobre ella.
Fue entonces, cuando los párpados de Sayax se movieron ligeramente, haciendo amago de ser abiertos y el Paladín frunció el ceño reprimiendo un grito de dolor.
- ¡¡¡¡…Aaargggghh….!!!
- ¡Cielo!.. Dios…¡¡¿Qué pasa.. por qué gritas..?!!
- aagghh… Ale… me duele…- susurró Sayax frunciendo el ceño del esfuerzo, tan exagerado como siempre.
- Say soy yo… no pasa nada, ¿Todo estará bien de acuerdo..? Sólo dime que te duele… y haré lo que pueda para calmar tu dolor…
Entonces se dio cuenta, él había puesto una mano cerca de su ingle, en el mismo lugar donde estaba la marca y la apretaba con fuerza cada vez que el más mínimo movimiento en su cuerpo le hacía estremecer de dolor. Alëyah frunció el ceño, pues sabía que eso no era buena señal… ésa maldita marca solo les traería más problemas.
Sin más dilación se levantó y cargó con él como pudo hasta llegar a la antigua casa en la que vivían los dos, estaba llena de polvo y de cajas, nadie habitaba en ella… pero los muebles y los cojines de la entrada seguían estando allí. Se apresuró en acomodar a Say entre los cojines sin que él dejara de quejarse un solo momento. Calmándole como podía le convenció para examinar la marca y finalmente accedió.
Con cuidado separó la ropa y desabrochó sus pantalones y su cinturón. Cuál fue su sorpresa al quedar la piel desnuda del elfo… Y es que eso fue lo único que vió… nada, absolutamente nada. No quedaba ni rastro de la marca, solo su piel desnuda y en su justo lugar un escozor rojo e inflamado la había substituido. Ahora ya solo era piel… como el humo se había es fumado y… No, eso tampoco era una buena señal.
La elfa se había quedado muda, sus ojos igual que dos platos no dejaban de mirar aquello que no podía creer, estaba atónita.
- ¡¡¿¿¿ Aleyah me vas a decir qué cojones pasa con la marca o qué???!!
…..Aaarrgh…. ¡¡mierda!!
Ella se frotó los ojos incrédula.
- No… es imposible… -musitó para ella misma.
*Unos pasos se oyeron desde atrás y una voz conocida hizo presencia en la casa*
Ehm… Siento interrumpir pero…La puerta estaba abierta – Dijo Náyade con voz firme pero afectada, abriendose paso hasta el salón y colocándose frente a los dos elfos.-
- ¡Nay..! ¿Qué haces aq..
- Tengo algo importante que decirte, Sayax…- Le interrumpió la pícara.
- Frunció el ceño y la miró nerviosa, sabía que nada de lo que diría sería agradable, su miedo ya había empezado a crecer y sospechó…*
- ¿Qué ha pasado con su hermano Nay..? Es que él esta bien…?
Náyade les miró a los dos, por momentos de silenció dejaba claro que no sabía bien cómo contarles la verdad.
- Oh bueno…
- Näy la marca de Sayax ha desaparecido…¿qué ha pasado?- la interrumpió Alëyah-
Al instante Sayax abrió los ojos de par en par y se tambaleó intentando incorporarse con esfuerzo. No tardó mucho en gritar…
- ¡¡¡¡AAaaaghhhh!!!!!
- Si la marca ya no está… No hay que ser muy hábil para pensar que puede que él ya tampoco esté…¿No crees?...- dijo Nay.
El silencio se apoderó de la sala, calando en cada uno de los presentes.
Sayax se quedó inmóvil, bajando su mirada hacia el suelo, su cara se transformó completamente. El dolor podía leerse en sus ojos, de los que lágrimas empezaron a brotar en silencio, recorriendo sus mejillas.
La cazadora se tapó la cara con las manos al oír aquellas palabras.
- Sayax… tu hermano… ha muerto.
Pasaron unos instantes, largos e incómodos para los tres elfos, y él lo rompió el silencio.
- ¿Quién fue...?- Dejó la pregunta en el aire y apretando los puños con su máxima fuerza miró a Náyade exigiendo una respuesta.
- Verás Sayax… No creo que sea momento para responder a esa pregunta, Yo…
- ¡Déjate de rodeos y dime QUIÉN COJONES HA IDO A POR ÉL!
- Eh, cálmate… deberías descansar y olvidar eso ahora…
- Já… -sonrió de medio lado y la miró de forma irónica. – Creo que ya puedo hacerme una idea de quien ha sido por tu forma de actuar…
- Sayax, la situación es muy compleja…
- ¡¿¿FUE LA PUTA DE TU DOBLE… VERDAD??!
- ¿Podrías usar otro apodo más agradable no crees..?- Dijo la pícara algo incómoda.
Sayax parecía desorbitado, las dos pelirrojas temieron su reacción, pues sabían que si el dolor no se lo impidiera el Paladín se hubiera levantado para ahogar su ira de la peor manera que encontrara. No podía creer que esto le estubiera pasando a él…
- ¿Es que aún vas a defenderla…?
....
*Continuará*
Seguiré con el diálogo más tarde, a lo sumo mañana por la mañana, puesto que hay varias cosas interesantes que mencionar y no quiero escribirlo ahora con prisa y dejarme alguna… Espero que os guste
Alëyah- Soy MUY Cansino
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Re: Cosas de hermanos.
¡Vaya lote de escribir! ¡Y la cosa se va poniendo muy interesante!
MesseH- Ta Bien Esto Del Foro
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Re: Cosas de hermanos.
Teneis atada a la musa de las letras a la pata de la mesilla del teclado o que?
Muy bueno ^^
Muy bueno ^^
Gaehrn- Ta Bien Esto Del Foro
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Re: Cosas de hermanos.
Bueno Gahern xD digamos que eso es lo que hace ella mientras yo curro XD
Y porfavor, digo esto en nombre de bastante gente.
QUE SE MUERAN YA ALEYAH Y SAYAX
HACEDNOS UN FAVOR ¬¬
VAMOS A ROLEAR QUE LOS QUEMAMOS VIVOS ¬¬
Y porfavor, digo esto en nombre de bastante gente.
QUE SE MUERAN YA ALEYAH Y SAYAX
HACEDNOS UN FAVOR ¬¬
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Nyteblade- Maestro de Batalla
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Re: Cosas de hermanos.
Midna te voy a colgar una foto dentro de un rato que hara que borres estas palabras hacia a mi !!!
Sayax- Maestro de Lore
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Fecha de inscripción : 18/01/2009
Re: Cosas de hermanos.
Tallulah escribió:Bueno Gahern xD digamos que eso es lo que hace ella mientras yo curro XD
Y porfavor, digo esto en nombre de bastante gente.
QUE SE MUERAN YA ALEYAH Y SAYAX
HACEDNOS UN FAVOR ¬¬
VAMOS A ROLEAR QUE LOS QUEMAMOS VIVOS ¬¬
Hummm podeis contratar algun ali que los pille con el pvp activo XD
(lol acabo de tener un deja vu XD XD *giño* Pai *giño*)
Gaehrn- Ta Bien Esto Del Foro
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