Presea: Recuerdos, el último viaje.
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Presea: Recuerdos, el último viaje.
La noche cubría con su manto el cielo, las estrellas brillaban con enorme intensidad. Presea miraba ese manto de estrellas fascinada por tanta belleza, hacia que olvidara todo, sus preocupaciones, sus problemas, su alma angustiada por la pequeña Neida, incluso Darkeld, o Deivith... Se detuvo un momento en ese nombre... “Deivith..”, hacia tanto tiempo que no lo veía, su partida al frente hacia que le echara de menos, y más en momentos dificiles, suspiraba apenada, cabizbaja, al ver que no tenia noticias de él.
“Darkeld... “-pensó tras recordar a su hija. “Si huviera sabido la verdad antes...”
Desde la partida de Darkeld al frente, Neida tenia unos meses. Lunargenta fue su hogar durante años, el hogar que habian escogido para que fueran una familia. Después de haber hecho ese sacrificio de amor, se hizo una promesa por entonces. Haria feliz a Darkeld, serian una familia junto con la hija de ambos, y trataría de quererlo, o amarlo.. si podia.
Fué facil quererle.. habia tanto amor en él.. tanto amor por Neida ejerciendo de padre, que con el tiempo, se habia ganado su corazón, hasta llegar a amarlo. Su partida fue dolorosa, entendió su marcha, habian vidas que proteger, vidas que salvar. “Neida y yo estaremos bien..”.
Imágenes del pasado le vienen en su memoria. Noches durmiendo con su hija, acariciando ese rostro tan precioso, esas manitas,.. sus mejillas sonrosadas.. sus cabellos plateados. Neida crecía... sus primeros pasos... sus primeras palabras... “Mamá..” ... “Papá..”. Si.. no podia contener una sonrisa en esos recuerdos. Eran felices, aunque faltara su esposo, lo fueron.
Siempre hablaba de su padre, contándole historias del valiente padre que tenía, su constancia, su coraje, su valor... lo mucho que las queria. “¿Cuándo volverá papá?” .. recordaba a su hija, viendo la litografia de cuando ellos dos se casaron. Siempre la miraba, a veces dormia con ella. Imaginaba muchas veces la pequeña Neida cómo sería su regreso a casa.
Nuevas imágenes le venian en una noche tormentosa, Presea miraba la litografia de su boda, mirando a Darkeld, acariciaba con la yema de los dedos el rostro de su esposo con tristeza, sus ojos se humedecen.. “cuánto te echo de menos... vuelve sano y salvo.. por favor..”. La niña se despierta esa noche, viendo a su madre sentada en la silla, con los codos apoyados en la mesa, llorando en silencio. El rostro de Neida se torna en tristeza, .. se va despacio a la cama. Presea dejaba la litografia en su lugar, llegaba al dormitorio, no sin antes ver a la pequeña que por entonces, fingía que dormia. Se recostó al lado de la pequeña, dio un beso en los cabellos de su hija, llora de nuevo en silencio, abrazó su cuerpo menudo sin apretar demasiado, por temor de despertarla. Neida abre los ojos con rostro angustiado, notando la tristeza de su madre... “encontraré a Papá.. lo traeré de vuelta a casa.. te lo prometo mamá” pensó Neida.
No había amanecido aún. La tormenta no habia cesado, no paraba de llover ese dia. Neida despacio, sin despertar a su madre, se levanta de la cama y se viste. Intenta no hacer ruido, prepara una bolsa con el mantel de la mesa guardando víveres y un poco de pastel que preparó su madre. “con esto tendré suficiente, .. espero.”. Abrió despacio la puerta y cerró con cuidado.
Presea despierta, ve el vacio que hay a su lado y se sobresalta, “¿Neida?”.
La imágenes de angustia en ese momento hacen que cambie su rostro.
La busca en todas partes de la casa, empieza a desesperarse, tiene un mal presentimiento. Sale de la casa, está lloviendo a cántaros. Un destello de un rayo ilumina por un segundo el cielo seguido de un estruendoso trueno. Se refugia en la capa cubriendose con la capucha, pregunta a los guardias si han visto a una niña pequeña de cabellos plateados salir de la ciudad, los guardias niegan con la cabeza. Presea empieza a sentir la punzada del miedo, los nervios de la angustia hacen que busque por todas partes a la niña. “¡¡NEIDA!!”. Un trueno amortígua el grito desgarrador de la elfa. Empieza a llorar de la angustia, pero sigue buscando por cada rincón del Bosque de Cancion Eterna. “¡¡NEEEIDAAAAA!!”. Oye un grito de una niña, los ojos de la elfa se abren más que antes, busca por todas partes gritando de nuevo su nombre. Ve a un lince tras algo que se mueve a lo lejos. Corre desesperada volviendo a gritar a su hija. La niña está acorralada, hay varios linces tras ella, con un poder desatado forja varias lanzas de hielo atravesando a cada lince. Los cuerpos de los felinos caen al suelo.. un charco de sangre se esparce en el suelo. Neida está asustada, encogida, abrazándose las rodillas, llorando. “Cariño.. estoy aquí, estoy aquí..!” se acerca a la niña para abrazarla con fuerza. “¡Mamá!” la niña se aferra a su madre. Las dos rompen a llorar.
-Queria.. bus.carle.. -dice la niña entre sollozos. Presea la mira a los ojos, limpiándole las lágrimas- buscar a Papá.. queria que volviese a casa... así dejarias de llorar.
-Mi niña.. -la abraza de nuevo con fuerza, llorando amargamente. Estaban empapadas las dos, diluviaba. La niña empieza a sentir algo extraño, notaba como un poder sombrio cubria su cuerpo, sus ojos. Presea se asusta.
Cierra los ojos ante el recuerdo doloroso. Nuevos recuerdos la vienen en su mente:
Pide ayuda a los sacerdotes del templo. El interes por la niña se acrecienta ante el Sumo Sacerdote. “jamás habia visto tanto poder sombrío en una niña... su poder es demasiado avanzado, pero no lo controla. Tiene que aprender a controlarlo.. si no.. puede incluso hasta matarla” Recuerda la angustia de esa proposición.. “¡Pero es una niña! Los entrenamientos son muy duros... ¿cómo va a soportarlo mi hija?” El sacerdote niega con la cabeza.. “Es el único remedio que tenemos para su... don. Pero si no lo controlamos.. podria ser una maldición.”. La elfa mira a su hija con angustia. “Esta bien... pero yo estaré con ella en los entrenamientos” El sacerdote apoya su mano en el hombro de la maga. “No. Si lo haceis podria depender de vuestra protección. No desarrollaria su poder por que su madre estaria con ella. Debeis dejar que se entrene, pero os daré algo para que veais su avance.”, le ofrece un orbe de cristal.
Recuerdos nuevos le embargan en su mente, entrenamientos duros para la niña, retos. Los linces ya no eran rival para la pequeña. Pasan meses, los progresos de Neida son positivos para los sacerdotes. Tranquilizan a su madre. “Lo está haciendo muy bien, teneis una hija muy aplicada a pesar de ser tan pequeña” Presea esboza una sonrisa ante el orgullo que siente por ella, suspira hondo.
Los meses pasan, la pequeña tiene una nueva misión. Tierras Fantasma, un lugar peligroso. Presea se vuelve a angustiar, habla con el Sumo Sacerdote. “Tranquilizaos, vereis como todo saldrá bien, no os angustieis, hay más estudiantes con ella, estará bien”.
Observa el avance de la niña es cada vez mejor. Se enfrenta a un nuevo reto, La cicatriz acaba en Muerthogar. Neida ve una sombra que se aproxima por detrás, se gira y ve a una abominación. Un Golem de carne. Luzran. Putrenudillos salia detrás. Los dos perseguian a la niña para matarla. Presea ve lo que ocurre desde el orbe. Monta a Fenix, su zancudo, desde Lunargenta y emprende el vuelo hasta Tranquilien con desesperación.
Tranquilien.
Mira de nuevo el orbe, los abominables están apunto de alcanzarla. Llama de nuevo a su zancudo para acudir en su ayuda.
Ve a la niña a lo lejos “¡¡Corre Fénix, por lo que más quieras!!” el zancudo tropieza y caen los dos redondos al suelo. Presea corre a su encuentro. Los Golems arremeten contra la niña. Invoca un escudo sagrado para protegerse de los golpes. Logran atravesarlo. La elfa corre con todas las fuerzas que le quedan con varias traslaciones. La niña grita al oir a su madre que acude en su ayuda. Empieza a envolverle el poder sombrío. El cuerpo de la niña se ve envuelta bajo su sombra, su poder se desata. Tortura a los Golems, ellos intentan defenderse. El poder va aumentando, empieza a descontrolarse... “¡¡NEEEIDAAAA NO LO HAGAAAS!!” grita Presea con voz desgarrada. Intenta hacer un contrahechizo para que no libere tanto poder. Lo resiste.. “¡¡NOO!!”. La niña grita, grita de dolor, no puede contener el poder. Una ola explosiva de sombra barre muchas yardas a la redonda, consumiendo la vida de todo no muerto que hay alrededor. Los abominables caen al suelo, Presea se cubre con una barrera de hielo, logra atravesar la barrera, pero sin embargo no daña ese poder a ella.
Un silencio...
La elfa abre los ojos, deja de cubrirse con los brazos. Ve a la niña tirada en el suelo. “¡¡¡NEEIDAA!!!”, corre hacia a ella, se arrodilla y coge el cuerpo de su hija. Intenta reanimarla. “¡Abre los ojos, cariño, por favor. Neida.. te lo suplico,.. no me dejes...!” zarandea a la niña y le da palmaditas en la mejilla para reanimarla. La niña está muerta...”¡ no.. no.. NOOOO!”.
Grita desgarrando su garganta mientras acuna a la niña llorando amargamente. Coge en brazos a la niña, llama a su zancudo que cogea de una pata. La lleva hasta Tranquilien. Parte en vuelo hasta Lunargenta al dracohalcón mas rápido que tenga el maestro de vuelo. Corre hasta el Templo.. “¡¡Ayudadme!!”. Los sacerdotes corren hasta la maga que sostiene el cuerpo sin vida de su hija. Intentan reanimarla. Otra vez... y otra...
Presea cierra los ojos con una lágrima deslizando en su mejilla ante el recuerdo doloroso. El entierro de Neida.. al lado de sus padres.. en el Retiro del Errante. Dolor... angustia.... tristeza.... No aparece Darkeld ante la carta enviada.
“Darkeld... “-pensó tras recordar a su hija. “Si huviera sabido la verdad antes...”
Desde la partida de Darkeld al frente, Neida tenia unos meses. Lunargenta fue su hogar durante años, el hogar que habian escogido para que fueran una familia. Después de haber hecho ese sacrificio de amor, se hizo una promesa por entonces. Haria feliz a Darkeld, serian una familia junto con la hija de ambos, y trataría de quererlo, o amarlo.. si podia.
Fué facil quererle.. habia tanto amor en él.. tanto amor por Neida ejerciendo de padre, que con el tiempo, se habia ganado su corazón, hasta llegar a amarlo. Su partida fue dolorosa, entendió su marcha, habian vidas que proteger, vidas que salvar. “Neida y yo estaremos bien..”.
Imágenes del pasado le vienen en su memoria. Noches durmiendo con su hija, acariciando ese rostro tan precioso, esas manitas,.. sus mejillas sonrosadas.. sus cabellos plateados. Neida crecía... sus primeros pasos... sus primeras palabras... “Mamá..” ... “Papá..”. Si.. no podia contener una sonrisa en esos recuerdos. Eran felices, aunque faltara su esposo, lo fueron.
Siempre hablaba de su padre, contándole historias del valiente padre que tenía, su constancia, su coraje, su valor... lo mucho que las queria. “¿Cuándo volverá papá?” .. recordaba a su hija, viendo la litografia de cuando ellos dos se casaron. Siempre la miraba, a veces dormia con ella. Imaginaba muchas veces la pequeña Neida cómo sería su regreso a casa.
Nuevas imágenes le venian en una noche tormentosa, Presea miraba la litografia de su boda, mirando a Darkeld, acariciaba con la yema de los dedos el rostro de su esposo con tristeza, sus ojos se humedecen.. “cuánto te echo de menos... vuelve sano y salvo.. por favor..”. La niña se despierta esa noche, viendo a su madre sentada en la silla, con los codos apoyados en la mesa, llorando en silencio. El rostro de Neida se torna en tristeza, .. se va despacio a la cama. Presea dejaba la litografia en su lugar, llegaba al dormitorio, no sin antes ver a la pequeña que por entonces, fingía que dormia. Se recostó al lado de la pequeña, dio un beso en los cabellos de su hija, llora de nuevo en silencio, abrazó su cuerpo menudo sin apretar demasiado, por temor de despertarla. Neida abre los ojos con rostro angustiado, notando la tristeza de su madre... “encontraré a Papá.. lo traeré de vuelta a casa.. te lo prometo mamá” pensó Neida.
No había amanecido aún. La tormenta no habia cesado, no paraba de llover ese dia. Neida despacio, sin despertar a su madre, se levanta de la cama y se viste. Intenta no hacer ruido, prepara una bolsa con el mantel de la mesa guardando víveres y un poco de pastel que preparó su madre. “con esto tendré suficiente, .. espero.”. Abrió despacio la puerta y cerró con cuidado.
Presea despierta, ve el vacio que hay a su lado y se sobresalta, “¿Neida?”.
La imágenes de angustia en ese momento hacen que cambie su rostro.
La busca en todas partes de la casa, empieza a desesperarse, tiene un mal presentimiento. Sale de la casa, está lloviendo a cántaros. Un destello de un rayo ilumina por un segundo el cielo seguido de un estruendoso trueno. Se refugia en la capa cubriendose con la capucha, pregunta a los guardias si han visto a una niña pequeña de cabellos plateados salir de la ciudad, los guardias niegan con la cabeza. Presea empieza a sentir la punzada del miedo, los nervios de la angustia hacen que busque por todas partes a la niña. “¡¡NEIDA!!”. Un trueno amortígua el grito desgarrador de la elfa. Empieza a llorar de la angustia, pero sigue buscando por cada rincón del Bosque de Cancion Eterna. “¡¡NEEEIDAAAAA!!”. Oye un grito de una niña, los ojos de la elfa se abren más que antes, busca por todas partes gritando de nuevo su nombre. Ve a un lince tras algo que se mueve a lo lejos. Corre desesperada volviendo a gritar a su hija. La niña está acorralada, hay varios linces tras ella, con un poder desatado forja varias lanzas de hielo atravesando a cada lince. Los cuerpos de los felinos caen al suelo.. un charco de sangre se esparce en el suelo. Neida está asustada, encogida, abrazándose las rodillas, llorando. “Cariño.. estoy aquí, estoy aquí..!” se acerca a la niña para abrazarla con fuerza. “¡Mamá!” la niña se aferra a su madre. Las dos rompen a llorar.
-Queria.. bus.carle.. -dice la niña entre sollozos. Presea la mira a los ojos, limpiándole las lágrimas- buscar a Papá.. queria que volviese a casa... así dejarias de llorar.
-Mi niña.. -la abraza de nuevo con fuerza, llorando amargamente. Estaban empapadas las dos, diluviaba. La niña empieza a sentir algo extraño, notaba como un poder sombrio cubria su cuerpo, sus ojos. Presea se asusta.
Cierra los ojos ante el recuerdo doloroso. Nuevos recuerdos la vienen en su mente:
Pide ayuda a los sacerdotes del templo. El interes por la niña se acrecienta ante el Sumo Sacerdote. “jamás habia visto tanto poder sombrío en una niña... su poder es demasiado avanzado, pero no lo controla. Tiene que aprender a controlarlo.. si no.. puede incluso hasta matarla” Recuerda la angustia de esa proposición.. “¡Pero es una niña! Los entrenamientos son muy duros... ¿cómo va a soportarlo mi hija?” El sacerdote niega con la cabeza.. “Es el único remedio que tenemos para su... don. Pero si no lo controlamos.. podria ser una maldición.”. La elfa mira a su hija con angustia. “Esta bien... pero yo estaré con ella en los entrenamientos” El sacerdote apoya su mano en el hombro de la maga. “No. Si lo haceis podria depender de vuestra protección. No desarrollaria su poder por que su madre estaria con ella. Debeis dejar que se entrene, pero os daré algo para que veais su avance.”, le ofrece un orbe de cristal.
Recuerdos nuevos le embargan en su mente, entrenamientos duros para la niña, retos. Los linces ya no eran rival para la pequeña. Pasan meses, los progresos de Neida son positivos para los sacerdotes. Tranquilizan a su madre. “Lo está haciendo muy bien, teneis una hija muy aplicada a pesar de ser tan pequeña” Presea esboza una sonrisa ante el orgullo que siente por ella, suspira hondo.
Los meses pasan, la pequeña tiene una nueva misión. Tierras Fantasma, un lugar peligroso. Presea se vuelve a angustiar, habla con el Sumo Sacerdote. “Tranquilizaos, vereis como todo saldrá bien, no os angustieis, hay más estudiantes con ella, estará bien”.
Observa el avance de la niña es cada vez mejor. Se enfrenta a un nuevo reto, La cicatriz acaba en Muerthogar. Neida ve una sombra que se aproxima por detrás, se gira y ve a una abominación. Un Golem de carne. Luzran. Putrenudillos salia detrás. Los dos perseguian a la niña para matarla. Presea ve lo que ocurre desde el orbe. Monta a Fenix, su zancudo, desde Lunargenta y emprende el vuelo hasta Tranquilien con desesperación.
Tranquilien.
Mira de nuevo el orbe, los abominables están apunto de alcanzarla. Llama de nuevo a su zancudo para acudir en su ayuda.
Ve a la niña a lo lejos “¡¡Corre Fénix, por lo que más quieras!!” el zancudo tropieza y caen los dos redondos al suelo. Presea corre a su encuentro. Los Golems arremeten contra la niña. Invoca un escudo sagrado para protegerse de los golpes. Logran atravesarlo. La elfa corre con todas las fuerzas que le quedan con varias traslaciones. La niña grita al oir a su madre que acude en su ayuda. Empieza a envolverle el poder sombrío. El cuerpo de la niña se ve envuelta bajo su sombra, su poder se desata. Tortura a los Golems, ellos intentan defenderse. El poder va aumentando, empieza a descontrolarse... “¡¡NEEEIDAAAA NO LO HAGAAAS!!” grita Presea con voz desgarrada. Intenta hacer un contrahechizo para que no libere tanto poder. Lo resiste.. “¡¡NOO!!”. La niña grita, grita de dolor, no puede contener el poder. Una ola explosiva de sombra barre muchas yardas a la redonda, consumiendo la vida de todo no muerto que hay alrededor. Los abominables caen al suelo, Presea se cubre con una barrera de hielo, logra atravesar la barrera, pero sin embargo no daña ese poder a ella.
Un silencio...
La elfa abre los ojos, deja de cubrirse con los brazos. Ve a la niña tirada en el suelo. “¡¡¡NEEIDAA!!!”, corre hacia a ella, se arrodilla y coge el cuerpo de su hija. Intenta reanimarla. “¡Abre los ojos, cariño, por favor. Neida.. te lo suplico,.. no me dejes...!” zarandea a la niña y le da palmaditas en la mejilla para reanimarla. La niña está muerta...”¡ no.. no.. NOOOO!”.
Grita desgarrando su garganta mientras acuna a la niña llorando amargamente. Coge en brazos a la niña, llama a su zancudo que cogea de una pata. La lleva hasta Tranquilien. Parte en vuelo hasta Lunargenta al dracohalcón mas rápido que tenga el maestro de vuelo. Corre hasta el Templo.. “¡¡Ayudadme!!”. Los sacerdotes corren hasta la maga que sostiene el cuerpo sin vida de su hija. Intentan reanimarla. Otra vez... y otra...
Presea cierra los ojos con una lágrima deslizando en su mejilla ante el recuerdo doloroso. El entierro de Neida.. al lado de sus padres.. en el Retiro del Errante. Dolor... angustia.... tristeza.... No aparece Darkeld ante la carta enviada.
Presea- En La Brecha
- Cantidad de envíos : 31
Edad : 45
Fecha de inscripción : 28/01/2009
Re: Presea: Recuerdos, el último viaje.
Recuerdos....
La casa se le hacia grande... la cunita de Neida que solo fue usada los primeros meses... La cama donde dormian juntas... lágrimas de recuerdos...
Dolor...
El hielo la consuela... amaina el dolor... pero aun reside en ella. El poder gélido la convence, la soledad también... sus ojos se escarchan... “deja de sentir... los sentimientos son para los débiles..”.
Pasan meses, y meses... la soledad la acompaña... no habla, no dice nada... no quiere hablar con nadie, ni siquiera con sus hermanos.. los Recios... acompaña a sus hermanos en las incursiones... “¿debería irme?” .. silencio...
Baldíos... Sayax, un pícaro de Tormenta de Espadas avista a la elfa, nota una ráfaga gélida. Mira sus ojos, “¿qué te ha pasado?”
Hunde más sus recuerdos... Sayax ofrece su apoyo incondicional junto con su, por entonces, futura esposa.
No hay novedades de Darkeld... “Me ha abandonado...” el odio brota en su interior.. “¡Me prometiste que jamás lo harias!” Desata una furia gélida alrededor de la elfa desde la cascada de Feralas, llega a congelar el agua que corre y los árboles de alrededor. Sus ojos se vuelven a escarchar. Escribe una nueva carta, mira el anillo de casada puesto en su dedo, se lo quita y la mete en el sobre. “...que así sea...”.
Transcurren muchos meses más tarde...
Sayax da ánimo y fuerza a Presea, conoce a sus amigos. Quiere que se sienta arropada. “Gracias Say..”.
Nadril, fiel compañero de la mágia... “no puedo corresponder a tus sentimientos... lo siento, no estoy preparada..”.
Conoce al amigo de Nadril.. Deivith.. Oficial de Tormenta de Espadas. Gran amigo, y un paladín con grandes hazañas. Forjan una amistad, el poder gélido se apacigua... “.. no estás sola Presea... no estás sola” se dice a si misma.. “tienes amigos, que te quieren..” La amistad se transforma en algo más con Deivith. “Jamás podrá corresponderte... él ya ama a otra elfa”, confesiones antes de seguir con una amistad que no puede seguir llevando a cabo. Aplaca el sentimiento.
El tiempo avanza.
Gheerin, gran mago de la magia arcana. Aprenden un nuevo hechizo, portal hacia el Rocal. Se conocen. Un saludo cortes...
Pasan meses...
Los Alba Argenta piden ayuda a Presea. La maga busca una compañia para rescatar a un explorador e investigar los fenómenos sucedidos en Las Tierras de la Peste...
Logran salvarle
Gheerin conoce aún más a Presea, llega a amarla. Presea nota una agradable compañia a su lado. “Quizá debería emprender un nuevo camino..” no quiere ir deprisa, aun su corazón no está preparado. Se gana su cariño.
Deivith habla con Presea, hace semanas que no la ve. “Estoy intentando rehacer mi vida, y, aceptar a alguien que verdaderamente me quiera.”. Nunca sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes. Deivith lucha por ella, confiesa que la ama. No quiere perderla. Confusiones... “Debo ser sincera..” dolor por decir la verdad. “No quiero estar con alguien a quien no amo de veras... soy libre para amar y ser amada... no más sacrificios...” Deivith entra en su vida.
El mago no se resigna a perderla. Son amigos, la acompaña en ciertas incursiones. Duelo de magos.
Cima de Trueno, el Solsticio del Verano a llegado. Hacia tiempo que no sonreía, Gheerin la acompaña para un nuevo duelo y entrenarse en la magia. Darkeld aparece en escena. Presea le da un vuelco al corazón.. “Tú..” Reproches, más reproches. Dolor.. acusaciones... su mirada fria, dura... su alma distante..
Búsqueda de verdad. Neida no está en su túmba. Busca culpables, el aura gélida vuelve a embargarla su corazón, Deivith está con ella. Intenta detenerla, cae herido, casi lo mata.
Baldios, Darkeld está ahi, un curioso druida en el cual le cuesta mucho hablar orco, reciente miembro de los Recios, está con él. Habla con él y sobre la tumba vacia... lo sabe... busca a los culpables, pero aparentemente él está tranquilo.
Pasan semanas.
Cima de Trueno, encuentro al druida que estuvo con Darkeld. Preguntas, intenciones de saber qué guarda Presea en su interior en el asunto de Neida. Confesiones... “Yo tengo el cuerpo de la niña”. La ira llena su corazón en contra del druida. “¡Buck ayudar!”. Desconfianza... recelos... Darkeld lo sabia... “¿Por qué me lo has ocultado?”... reproches y más reproches.. “No estás en posición de exigir nada” miradas frias del pícaro.
Una carta recibe un buen dia de Darkeld, pistas de donde puede estar el cuerpo de Neida expuestas por el druida. La cascada entre la frontera de Azshara y Vallefresno. Ve el cuerpo de la niña extrañamente sin entrar en estado de descomposición. Lágrimas de los padres de la niña. “Mi niña querida..”. Acepta la ayuda del druida. Amenazas si por alguna razón estuviera jugando con los sentimientos de ambos padres. “No estoy en posición de amenazarle... si Neida no se a descompuesto... es que aún hay esperanza.”
Portal a Lunargenta...
La guerra de reproches entre el pícaro y la maga cesan... “Lo más importante ahora es Neida.”
La casa se le hacia grande... la cunita de Neida que solo fue usada los primeros meses... La cama donde dormian juntas... lágrimas de recuerdos...
Dolor...
El hielo la consuela... amaina el dolor... pero aun reside en ella. El poder gélido la convence, la soledad también... sus ojos se escarchan... “deja de sentir... los sentimientos son para los débiles..”.
Pasan meses, y meses... la soledad la acompaña... no habla, no dice nada... no quiere hablar con nadie, ni siquiera con sus hermanos.. los Recios... acompaña a sus hermanos en las incursiones... “¿debería irme?” .. silencio...
Baldíos... Sayax, un pícaro de Tormenta de Espadas avista a la elfa, nota una ráfaga gélida. Mira sus ojos, “¿qué te ha pasado?”
Hunde más sus recuerdos... Sayax ofrece su apoyo incondicional junto con su, por entonces, futura esposa.
No hay novedades de Darkeld... “Me ha abandonado...” el odio brota en su interior.. “¡Me prometiste que jamás lo harias!” Desata una furia gélida alrededor de la elfa desde la cascada de Feralas, llega a congelar el agua que corre y los árboles de alrededor. Sus ojos se vuelven a escarchar. Escribe una nueva carta, mira el anillo de casada puesto en su dedo, se lo quita y la mete en el sobre. “...que así sea...”.
Transcurren muchos meses más tarde...
Sayax da ánimo y fuerza a Presea, conoce a sus amigos. Quiere que se sienta arropada. “Gracias Say..”.
Nadril, fiel compañero de la mágia... “no puedo corresponder a tus sentimientos... lo siento, no estoy preparada..”.
Conoce al amigo de Nadril.. Deivith.. Oficial de Tormenta de Espadas. Gran amigo, y un paladín con grandes hazañas. Forjan una amistad, el poder gélido se apacigua... “.. no estás sola Presea... no estás sola” se dice a si misma.. “tienes amigos, que te quieren..” La amistad se transforma en algo más con Deivith. “Jamás podrá corresponderte... él ya ama a otra elfa”, confesiones antes de seguir con una amistad que no puede seguir llevando a cabo. Aplaca el sentimiento.
El tiempo avanza.
Gheerin, gran mago de la magia arcana. Aprenden un nuevo hechizo, portal hacia el Rocal. Se conocen. Un saludo cortes...
Pasan meses...
Los Alba Argenta piden ayuda a Presea. La maga busca una compañia para rescatar a un explorador e investigar los fenómenos sucedidos en Las Tierras de la Peste...
Logran salvarle
Gheerin conoce aún más a Presea, llega a amarla. Presea nota una agradable compañia a su lado. “Quizá debería emprender un nuevo camino..” no quiere ir deprisa, aun su corazón no está preparado. Se gana su cariño.
Deivith habla con Presea, hace semanas que no la ve. “Estoy intentando rehacer mi vida, y, aceptar a alguien que verdaderamente me quiera.”. Nunca sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes. Deivith lucha por ella, confiesa que la ama. No quiere perderla. Confusiones... “Debo ser sincera..” dolor por decir la verdad. “No quiero estar con alguien a quien no amo de veras... soy libre para amar y ser amada... no más sacrificios...” Deivith entra en su vida.
El mago no se resigna a perderla. Son amigos, la acompaña en ciertas incursiones. Duelo de magos.
Cima de Trueno, el Solsticio del Verano a llegado. Hacia tiempo que no sonreía, Gheerin la acompaña para un nuevo duelo y entrenarse en la magia. Darkeld aparece en escena. Presea le da un vuelco al corazón.. “Tú..” Reproches, más reproches. Dolor.. acusaciones... su mirada fria, dura... su alma distante..
Búsqueda de verdad. Neida no está en su túmba. Busca culpables, el aura gélida vuelve a embargarla su corazón, Deivith está con ella. Intenta detenerla, cae herido, casi lo mata.
Baldios, Darkeld está ahi, un curioso druida en el cual le cuesta mucho hablar orco, reciente miembro de los Recios, está con él. Habla con él y sobre la tumba vacia... lo sabe... busca a los culpables, pero aparentemente él está tranquilo.
Pasan semanas.
Cima de Trueno, encuentro al druida que estuvo con Darkeld. Preguntas, intenciones de saber qué guarda Presea en su interior en el asunto de Neida. Confesiones... “Yo tengo el cuerpo de la niña”. La ira llena su corazón en contra del druida. “¡Buck ayudar!”. Desconfianza... recelos... Darkeld lo sabia... “¿Por qué me lo has ocultado?”... reproches y más reproches.. “No estás en posición de exigir nada” miradas frias del pícaro.
Una carta recibe un buen dia de Darkeld, pistas de donde puede estar el cuerpo de Neida expuestas por el druida. La cascada entre la frontera de Azshara y Vallefresno. Ve el cuerpo de la niña extrañamente sin entrar en estado de descomposición. Lágrimas de los padres de la niña. “Mi niña querida..”. Acepta la ayuda del druida. Amenazas si por alguna razón estuviera jugando con los sentimientos de ambos padres. “No estoy en posición de amenazarle... si Neida no se a descompuesto... es que aún hay esperanza.”
Portal a Lunargenta...
La guerra de reproches entre el pícaro y la maga cesan... “Lo más importante ahora es Neida.”
Presea- En La Brecha
- Cantidad de envíos : 31
Edad : 45
Fecha de inscripción : 28/01/2009
Re: Presea: Recuerdos, el último viaje.
Anda el tiempo... la posibilidad de que Neida vuelva a vivir es efímera, pero no obstante posible. Las vidas de sus padres han cambiado mucho. Presea está con Deivith, su vida es tranquila a su lado. Amar y ser amada, es lo único que aspira en estos momentos. En algun momento se preguntó si Darkeld aun la recuerda, pero sin intenciones de querer volver a su lado, esos dias pasaron, pero aún son matrimonio. “Podria ser un duro golpe para ella.” Se preocupa. Lo mejor es hablar con su padre.
Es el momento de hablar de ellos dos.
Habla por la piedra de comunicación. “Necesito que hablemos, ¿tendrás un momento?”. Darkeld acepta encontrando el momento oportuno.
Grada del Arúspice, Terraza. Presea siente nervios por si en algun momento vuelven de nuevo los reproches. Necesita saber la verdad, “¿Por qué me abandonaste?” el pícaro se explica, jamás la abandonó, el correo llegó muy tarde en el frente, las dos cartas llegaron a la vez. La muerte de Neida, y el rechazo de la elfa por su abandono. “Jamás te abandoné. Siempre cumplo mis promesas”.
La elfa explica que su vida se ha rehecho, aunque no le dio tiempo a decirle con quien, ya que esperaba que Darkeld preguntara, sin embargo se alegra por ella. Presea se sorprende. Explica la vida que vivió estando Neida con vida. Las preguntas de la niña, lo mucho que le queria. “Jamás dejé de hablar de tí a nuestra hija”. Él jamás lo dudó. Supo que lo amaba por entonces, no huvo tiempo de poder hablar más, su hermandad le necesitaba. Una incursión nueva y dificil les esperaba. Coge la piedra de comunicación.. “Suerte Darkeld..”.
Pasan los dias.
Deivith le dan permiso para regresar a Lunargenta unos dias, reencuentro y felicidad por volver a verlo. Hablan de la posibilidad de que la niña viva, él está dispuesto a luchar por lo que sea necesario y a ganar el cariño de Neida. “¿Podrá ser eso posible?” Se queda pensativa la elfa. Le invade la inquietud.
El druida Buck y la elfa empiezan a forjar una amistad. El tauren gana la confianza de Presea y sus deseos de ayudar a ambos. Coincidencia en Lunargenta, nota la inquietud de la maga. Mantienen una conversación referente a la posibilidad de que Neida viva, sobre Deivith, sobre Darkeld,.. aparece Darkeld, se miran a los ojos después de hace mucho tiempo.
Los dias se convierten en semanas.
Llega un extraño correo desde Azshara. “¿Maestro?”. Abre la carta con cuidado y lee:
Estimada Lady Presea:
Es importante que hablemos. Necesito que os reunais conmigo
lo mas antes posible en la torre de Cabeza de Oso.
Atentamente:
Archimago Xylem.
Dobla la carta con expresión extrañada. “¿Para qué querrá verme?”
Coge un vuelo hacia Azshara desde Orgrimmar. El viaje no es muy largo, aterriza mirando hacia el noroeste, dirección a la torre del Archimago con rostro inquieto.
Azshara, Cabeza de Oso.
El elfo cerca de la marca rúnica, le da permiso para acceder hasta la torre del archimago. Camina pensativa, pensando en mil cosas del por qué su llamada. Hacia mucho tiempo que no iba a la torre de su maestro. “Ya soy una maestra, ¿qué mas tiene que enseñarme?” pensaba inquieta. “¿Y si algo ha sucedido...” no quiso continuar pensando, cerró los ojos y sacudió la cabeza quitándose la idea de algo malo. Llegó a las puertas de la torre, alzó su vista hasta el ático con rostro serio. Se armó de fuerza y entró subiendo hasta lo mas alto de la torre.
Su maestro miraba hacia donde la rampa de subida hasta donde estaba él, la esperaba. Presea hizo una reverencia propia de una dama.
– Me alegra volver a veros pequeña Dama. Por favor, sentaos. -el rostro del Archimago parecia preocupante.- Supongo que mi llamada os ha extrañado, hacia mucho tiempo que no nos veíamos.
– Asi es... debe de ser muy importante para que me llameis con tanta urgencia. -le mira preocupada.
El archimago se levanta cogiendo su bastón, pasea unos instantes delante de la maga para intentar buscar las palabras.
– Debo decir... que vuestro poder es impresionante. El elemento del hielo, lo habeis abrazado con ímpetu. He observado vuestros movimientos con precisión.. -el mago se detiene un instante.- pero... algo inquietante, sentí.
La maga continuaba mirando a su maestro sin comprender.
- ¿A qué os referis?
El humano miró a Presea inquieto.
– Al poder que desatasteis en Feralas hace años..., luchasteis contra un espiritu. Un espiritu que teniais en vuestro interior. -Mira a la elfa.
Presea recuerda ese momento, Darkeld, Nouda y Casthorel estaban ese dia.
– Aquel dia... superasteis mi poder. Yo encerré vuestros recuerdos y sentimientos salvandoos la vida cuando murió aquel muchacho que tanto amasteis. Os encontré justo en ese lugar, apenas sin vida, y deseando que la muerte os lleve. Aquella elfa que estuvo a vuestro lado no sabia como ayudaros.
Es el momento de hablar de ellos dos.
Habla por la piedra de comunicación. “Necesito que hablemos, ¿tendrás un momento?”. Darkeld acepta encontrando el momento oportuno.
Grada del Arúspice, Terraza. Presea siente nervios por si en algun momento vuelven de nuevo los reproches. Necesita saber la verdad, “¿Por qué me abandonaste?” el pícaro se explica, jamás la abandonó, el correo llegó muy tarde en el frente, las dos cartas llegaron a la vez. La muerte de Neida, y el rechazo de la elfa por su abandono. “Jamás te abandoné. Siempre cumplo mis promesas”.
La elfa explica que su vida se ha rehecho, aunque no le dio tiempo a decirle con quien, ya que esperaba que Darkeld preguntara, sin embargo se alegra por ella. Presea se sorprende. Explica la vida que vivió estando Neida con vida. Las preguntas de la niña, lo mucho que le queria. “Jamás dejé de hablar de tí a nuestra hija”. Él jamás lo dudó. Supo que lo amaba por entonces, no huvo tiempo de poder hablar más, su hermandad le necesitaba. Una incursión nueva y dificil les esperaba. Coge la piedra de comunicación.. “Suerte Darkeld..”.
Pasan los dias.
Deivith le dan permiso para regresar a Lunargenta unos dias, reencuentro y felicidad por volver a verlo. Hablan de la posibilidad de que la niña viva, él está dispuesto a luchar por lo que sea necesario y a ganar el cariño de Neida. “¿Podrá ser eso posible?” Se queda pensativa la elfa. Le invade la inquietud.
El druida Buck y la elfa empiezan a forjar una amistad. El tauren gana la confianza de Presea y sus deseos de ayudar a ambos. Coincidencia en Lunargenta, nota la inquietud de la maga. Mantienen una conversación referente a la posibilidad de que Neida viva, sobre Deivith, sobre Darkeld,.. aparece Darkeld, se miran a los ojos después de hace mucho tiempo.
Los dias se convierten en semanas.
Llega un extraño correo desde Azshara. “¿Maestro?”. Abre la carta con cuidado y lee:
Estimada Lady Presea:
Es importante que hablemos. Necesito que os reunais conmigo
lo mas antes posible en la torre de Cabeza de Oso.
Atentamente:
Archimago Xylem.
Dobla la carta con expresión extrañada. “¿Para qué querrá verme?”
Coge un vuelo hacia Azshara desde Orgrimmar. El viaje no es muy largo, aterriza mirando hacia el noroeste, dirección a la torre del Archimago con rostro inquieto.
Azshara, Cabeza de Oso.
El elfo cerca de la marca rúnica, le da permiso para acceder hasta la torre del archimago. Camina pensativa, pensando en mil cosas del por qué su llamada. Hacia mucho tiempo que no iba a la torre de su maestro. “Ya soy una maestra, ¿qué mas tiene que enseñarme?” pensaba inquieta. “¿Y si algo ha sucedido...” no quiso continuar pensando, cerró los ojos y sacudió la cabeza quitándose la idea de algo malo. Llegó a las puertas de la torre, alzó su vista hasta el ático con rostro serio. Se armó de fuerza y entró subiendo hasta lo mas alto de la torre.
Su maestro miraba hacia donde la rampa de subida hasta donde estaba él, la esperaba. Presea hizo una reverencia propia de una dama.
– Me alegra volver a veros pequeña Dama. Por favor, sentaos. -el rostro del Archimago parecia preocupante.- Supongo que mi llamada os ha extrañado, hacia mucho tiempo que no nos veíamos.
– Asi es... debe de ser muy importante para que me llameis con tanta urgencia. -le mira preocupada.
El archimago se levanta cogiendo su bastón, pasea unos instantes delante de la maga para intentar buscar las palabras.
– Debo decir... que vuestro poder es impresionante. El elemento del hielo, lo habeis abrazado con ímpetu. He observado vuestros movimientos con precisión.. -el mago se detiene un instante.- pero... algo inquietante, sentí.
La maga continuaba mirando a su maestro sin comprender.
- ¿A qué os referis?
El humano miró a Presea inquieto.
– Al poder que desatasteis en Feralas hace años..., luchasteis contra un espiritu. Un espiritu que teniais en vuestro interior. -Mira a la elfa.
Presea recuerda ese momento, Darkeld, Nouda y Casthorel estaban ese dia.
– Aquel dia... superasteis mi poder. Yo encerré vuestros recuerdos y sentimientos salvandoos la vida cuando murió aquel muchacho que tanto amasteis. Os encontré justo en ese lugar, apenas sin vida, y deseando que la muerte os lleve. Aquella elfa que estuvo a vuestro lado no sabia como ayudaros.
Presea- En La Brecha
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Re: Presea: Recuerdos, el último viaje.
Recordó a Näyade. Ella estaba en estado de Shock, la pícara intentaba reanimarla, llegó a abofetearla de la impotencia. “¡¡LUCHA MALDITA SEA, MAGA ESTÚPIDA!!”. En ese momento apareció el Archimago. Presea estaba débil. La pícara vio al humano, iba a atacarle pero la detuvo. “No he venido a pelearme contigo Sin'dorei. Guarda tus armas. Presea es mi alumna” La pícara miró extrañada al humano. Vió como la cogia en brazos a la maga y desaparecerse en un portal que llevaba a Dalaran.
El Archimago prosiguió.
– Sin embargo, ese poder, no fue preocupante en principio. Vuestra desesperación os llevó a desatar vuestro poder latente y en parte, me enorgulleció. La alumna... se convierte en maestra. -esbozaba una sonrisa de orgullo unos instantes tras sus últimas palabras, pero su rostro volvió a ser serio mirándola.- Pero... ese poder latente también evolucionaba. De una forma, que solo se alimentaba de vuestras mas intensas emociones. -El rostro del Archimago se torna preocupante.- haciendo que... ese mismo poder... Deje de sentir emociones... os protege, pero a la vez, os destruye. Es capaz, de matar, en el caso que os dañen de verdad. Sin importar las consecuencias... incluso a la persona que amais de veras si se cruzan en vuestro camino.
La maga observaba el mago inquieta y tensa en sus palabras. Baja la mirada pensando en el momento en que ve a Deivith tirado en el suelo, mal herido y que por alguna razón pudo contener el poder desatado, la aura gélida que la poseía estaba dispuesta a matarle, tuvo que luchar en su interior para que no hiciera eso. Cuando atacó a Gheerin estando poseido por su madre, una maga arcana muerta, pero su espiritu vagaba y atormentaba a su hijo. Intentaba destruir las tumbas de sus padres y su propia hija.
Presea extermina quien lo posée siendo una maga poderosa que habia en su interior. La vence llena de cólera e ira, Gheerin queda muy mal herido, inconsciente. Forjaba una lanza de hielo despacio para darle el golpe de gracia. “¡NO!” la voz de Presea en su interior gritaba. Su poder gélido le perdona la vida pero no sacia su sed de sangre.
Cierra los ojos ante el recuerdo con fuerza. El Archimago la observa y su preocupación se hace más notable en sus palabras.
– Pronto dejarás de dominar del todo a ese poder... ya no tendrás fuerzas para ello. Piensa en las vidas que segaria ese poder si te poseyera. Las personas que amas, las que te quieren. Si te vieras motivada por algo que sintieras, no tendrias piedad.
Presea levanta la vista hacia el Archimago.
– ¿Insinuais que no podria dominar ese poder del que decís? Yo jamás haria daño a ninguno de los que quiero. ¡Ni a los Recios, ni a todas las personas que me rodean y me aprecian!
– Eso no lo sabes pequeña dama, no lo sabes. -el mago mira la expresión de su rostro sintiendo profundo pesar.- Si el poder evoluciona como lo está haciendo... preveo un futuro en ti... lleno de dolor.
La maga mira el rostro de su maestro, una mirada mezclada de angustia y preocupación paternal.
– ¿Qué me aconsejais?
– Solo... tienes una alternativa, y la que te aconsejo... es que vayas a Rasganorte... a la ciudad de los magos. Dalaran. Ellos sabrán como ubicar ese poder para que no se apodere de ti.Yo no tengo tanto conocimiento como para poder orientarte... lo siento. -el mago la mira con profundo pesar.
Presea se levanta de su asiento con su mirada alarmante.
– ¿¡Dalaran!?Pero eso significaria... abandonar a las personas que quiero! No quiero alejarme de ellos! -la maga se desespera pasando su mano por el pelo pensando en las consecuencias de su viaje.- Ya renuncié una vez en algo que me haria alejarme de los seres que quiero -Recuerda cuando Theron le ofreció ser una guardiana de Quel'thalas- ¿Y ahora me estais pidiendo que renuncie de nuevo a los seres que quiero por ir a Dalaran? ¿y mi hija? ¿y Deivith?
– Presea.. recapacita por favor. Imagina que por un momento algo te sucede cualquier cosa, y ese poder te vuelve a poseer en tu estado de furia e ira, o dolor. ¿qué crees que puede pasar?
La elfa se paseaba de acá para allá desesperada, pensando en todas esas personas, su inquietud le acelera la respiración. Su corazón se encoge al notar la punzada de ver a Deivith sin estar a su lado... su hija, la posibilidad de verla resucitada y no poder gozar de estar con ella. “mi niña..” en su mente veía la imagen de su hija con los ojos abiertos. Ante las imagenes de abandonar todo lo que amaba, “Neida...”, el aura gélida reacciona, una ráfaga congelada empieza a llenarse la habitación, Xylem nota el poder gélido por primera vez en Presea.
La elfa está en estado de Shock, sus cabellos balanceandose ante el aire que ella misma desprende. Sus ojos empezaban a escarcharse, el corazón vuelve a cubrirse de hielo.
El Archimago observa la escena. “ha comenzado...”
Arremete contra el humano lanzándole todo tipo de hechizos de hielo desatándose una batalla en aquel ático de la torre, mientras que el Archimago invoca el fuego. Se resguardan de los elementos que ambos invocan para no ser dañados. En un momento de flaqueza de Xylem la elfa logra atraparle silenciándolo. Lo mal hiere... congela su cuerpo con escarcha y hielo y despacio entre sus dedos forja una lanza de hielo con una sonrisa malévola mirandole.
-Este es tu final anciano,... ya no la dominarás como antes..
-¡¡Pequeña dama despierta!!¡¡No permitas que te posee!! Mira en lo que te estás convirtiendo!! Tu no eres una asesina Presea. ¡¡Vuelve en ti!!
La expresión del rostro de la elfa cambia lentamente. La lanza de hielo desaparece de sus manos. Sus ojos se llenaban de lágrimas que al rozar esas lágrimas en su rostro, dejaban un hilo de escarcha en sus mejillas. Volvian a ser verdes intensos. Cayó de rodillas haciendo desaparecer el hielo que envolvia al archimago, llorando amargamente. El anciano abrazó a Presea conteniendo un nudo en la garganta.
-¿Entiendes ahora por qué debes irte? -dice el mago con voz paternal.- No siempre podrás dominarla... no siempre podrás hacerlo. Debes ir a Dalaran... solo ahí podrias dominar tu poder...
La elfa abraza con fuerza a su maestro llorando mientras este la acunaba.
El Archimago prosiguió.
– Sin embargo, ese poder, no fue preocupante en principio. Vuestra desesperación os llevó a desatar vuestro poder latente y en parte, me enorgulleció. La alumna... se convierte en maestra. -esbozaba una sonrisa de orgullo unos instantes tras sus últimas palabras, pero su rostro volvió a ser serio mirándola.- Pero... ese poder latente también evolucionaba. De una forma, que solo se alimentaba de vuestras mas intensas emociones. -El rostro del Archimago se torna preocupante.- haciendo que... ese mismo poder... Deje de sentir emociones... os protege, pero a la vez, os destruye. Es capaz, de matar, en el caso que os dañen de verdad. Sin importar las consecuencias... incluso a la persona que amais de veras si se cruzan en vuestro camino.
La maga observaba el mago inquieta y tensa en sus palabras. Baja la mirada pensando en el momento en que ve a Deivith tirado en el suelo, mal herido y que por alguna razón pudo contener el poder desatado, la aura gélida que la poseía estaba dispuesta a matarle, tuvo que luchar en su interior para que no hiciera eso. Cuando atacó a Gheerin estando poseido por su madre, una maga arcana muerta, pero su espiritu vagaba y atormentaba a su hijo. Intentaba destruir las tumbas de sus padres y su propia hija.
Presea extermina quien lo posée siendo una maga poderosa que habia en su interior. La vence llena de cólera e ira, Gheerin queda muy mal herido, inconsciente. Forjaba una lanza de hielo despacio para darle el golpe de gracia. “¡NO!” la voz de Presea en su interior gritaba. Su poder gélido le perdona la vida pero no sacia su sed de sangre.
Cierra los ojos ante el recuerdo con fuerza. El Archimago la observa y su preocupación se hace más notable en sus palabras.
– Pronto dejarás de dominar del todo a ese poder... ya no tendrás fuerzas para ello. Piensa en las vidas que segaria ese poder si te poseyera. Las personas que amas, las que te quieren. Si te vieras motivada por algo que sintieras, no tendrias piedad.
Presea levanta la vista hacia el Archimago.
– ¿Insinuais que no podria dominar ese poder del que decís? Yo jamás haria daño a ninguno de los que quiero. ¡Ni a los Recios, ni a todas las personas que me rodean y me aprecian!
– Eso no lo sabes pequeña dama, no lo sabes. -el mago mira la expresión de su rostro sintiendo profundo pesar.- Si el poder evoluciona como lo está haciendo... preveo un futuro en ti... lleno de dolor.
La maga mira el rostro de su maestro, una mirada mezclada de angustia y preocupación paternal.
– ¿Qué me aconsejais?
– Solo... tienes una alternativa, y la que te aconsejo... es que vayas a Rasganorte... a la ciudad de los magos. Dalaran. Ellos sabrán como ubicar ese poder para que no se apodere de ti.Yo no tengo tanto conocimiento como para poder orientarte... lo siento. -el mago la mira con profundo pesar.
Presea se levanta de su asiento con su mirada alarmante.
– ¿¡Dalaran!?Pero eso significaria... abandonar a las personas que quiero! No quiero alejarme de ellos! -la maga se desespera pasando su mano por el pelo pensando en las consecuencias de su viaje.- Ya renuncié una vez en algo que me haria alejarme de los seres que quiero -Recuerda cuando Theron le ofreció ser una guardiana de Quel'thalas- ¿Y ahora me estais pidiendo que renuncie de nuevo a los seres que quiero por ir a Dalaran? ¿y mi hija? ¿y Deivith?
– Presea.. recapacita por favor. Imagina que por un momento algo te sucede cualquier cosa, y ese poder te vuelve a poseer en tu estado de furia e ira, o dolor. ¿qué crees que puede pasar?
La elfa se paseaba de acá para allá desesperada, pensando en todas esas personas, su inquietud le acelera la respiración. Su corazón se encoge al notar la punzada de ver a Deivith sin estar a su lado... su hija, la posibilidad de verla resucitada y no poder gozar de estar con ella. “mi niña..” en su mente veía la imagen de su hija con los ojos abiertos. Ante las imagenes de abandonar todo lo que amaba, “Neida...”, el aura gélida reacciona, una ráfaga congelada empieza a llenarse la habitación, Xylem nota el poder gélido por primera vez en Presea.
La elfa está en estado de Shock, sus cabellos balanceandose ante el aire que ella misma desprende. Sus ojos empezaban a escarcharse, el corazón vuelve a cubrirse de hielo.
El Archimago observa la escena. “ha comenzado...”
Arremete contra el humano lanzándole todo tipo de hechizos de hielo desatándose una batalla en aquel ático de la torre, mientras que el Archimago invoca el fuego. Se resguardan de los elementos que ambos invocan para no ser dañados. En un momento de flaqueza de Xylem la elfa logra atraparle silenciándolo. Lo mal hiere... congela su cuerpo con escarcha y hielo y despacio entre sus dedos forja una lanza de hielo con una sonrisa malévola mirandole.
-Este es tu final anciano,... ya no la dominarás como antes..
-¡¡Pequeña dama despierta!!¡¡No permitas que te posee!! Mira en lo que te estás convirtiendo!! Tu no eres una asesina Presea. ¡¡Vuelve en ti!!
La expresión del rostro de la elfa cambia lentamente. La lanza de hielo desaparece de sus manos. Sus ojos se llenaban de lágrimas que al rozar esas lágrimas en su rostro, dejaban un hilo de escarcha en sus mejillas. Volvian a ser verdes intensos. Cayó de rodillas haciendo desaparecer el hielo que envolvia al archimago, llorando amargamente. El anciano abrazó a Presea conteniendo un nudo en la garganta.
-¿Entiendes ahora por qué debes irte? -dice el mago con voz paternal.- No siempre podrás dominarla... no siempre podrás hacerlo. Debes ir a Dalaran... solo ahí podrias dominar tu poder...
La elfa abraza con fuerza a su maestro llorando mientras este la acunaba.
Presea- En La Brecha
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Re: Presea: Recuerdos, el último viaje.
Viaja hasta Lunargenta triste y desolada. Había quedado con Deivith antes de que él se fuera al frente. “¿Qué le digo?” se decía. Se dirigia al Intercambio real arrastrando los pies, lentamente, cabizbaja. Se sentaba en un banco pensativa, sin salida. “¿Qué le diré a los Recios cuando me vaya? .. no voy a tener valor..”.
Deivith se acercaba a ella sigilosamente por detrás tapándola los ojos. Presea se sorprende y sonrie reconociendo el tacto de sus manos. Ladea la cabeza mirándole con dulzura dándose un tierno beso en los labios.
Tenia tantas ganas de que me dieran el permiso y regresar a tu lado.
Presea sonrie unos instantes pero sin poder evitar su angustia y tristeza, en lo cual el elfo se lo nota enseguida.
-¿Qué ocurre? -pregunta mirándola preocupado.
-Necesito hablar contigo, de algo muy importante Deiv... no va a ser fácil... ni siquiera sé por donde empezar.
-Me estás asustando.. -la mira a los ojos posando su mano en el rostro de la elfa con inquietud.
Presea se levanta del banco sintiendo una angustia que la consume en su alma, respira hondo para no llorar. Deivith la abraza por detrás cerrando los ojos notando el dolor de la elfa.
-¿Qué es lo que no puedes decirme? -le susurra angustiado.
La elfa se da la vuelta para mirarle a los ojos conteniendo las lágrimas.
-Parto a Rasganorte...
-¿A Rasganorte? -mira a la elfa frunciendo el cejo.- Pero... volverás de nuevo.. ¿verdad?
-No.. lo sé.. -unas lágrimas resbalan en sus mejillas, temblando-. No sé cuanto tiempo.. estaré fuera.
Deivith la mira desconcertado a los ojos. Se pasa una mano en el pelo intentando asimilar las palabras de la elfa bajando la mirada sin parpadear.
-¿Por qué? ¿para qué tienes que ir a ese lugar?
-Para salvaros... incluso para salvarte a tí. -dice la elfa llorando.
-¿A mí? -la mira extrañado Deivith- ¿De qué tienes que salvarme? !Sé cuidar de mi mismo Pre... no tienes que salvarme de nada! -su voz se levanta.
-Deiv por favor... te lo suplico, es importante que tenga que partir. Si no lo hago... ocurrirá una desgracia y no quiero que eso pase.
-¡¿De qué desgracia hablas?! ¿Por qué no me dices de una vez qué es lo que está pasando? ¿Es que acaso no te importan mis sentimientos? ¿no te importa lo que pienso yo respecto a esto? -La mira desconcertado, tratándose de calmar. Presea calla y baja la mirada.
-Claro que me importan tus sentimientos. Te quiero... y no podria vivir sin saber que no estás a mi lado. -dice en voz baja, y con tristeza.
Deivith la escucha y la mira impotente. Levanta su barbilla con suavidad mirandola a los ojos conteniendo las lágrimas.
-¿Crees que me iria así por que quisiera dejarte? -dice la elfa llorando.- Si no lo hago... no sé que ocurrirá... casi te mato una vez... no quiero que se vuelva a repetir. ¿no lo entiendes?
El elfo la abraza con fuerza, comprendiendo sus palabras aunque sin lograr asimilarlarlo.
-Deja que vaya contigo.. a Rasganorte. Ir juntos. -la coge suavemente de los brazos mirándola a los ojos.
-No puede ser amor mio -lo mira con los ojos arrasados en lágrimas- Te necesitan tus hermanos.
-Y yo te necesito a ti. -la mira angustiado cogiendola de sus mejillas, mirándola a los ojos.
-Esta vez debo hacerlo sola, no puedes venir conmigo..
La abraza con fuerza de nuevo llorando ambos.
-¿Cuando te irás? -pregunta finalmente.
-Mañana al ocaso mi barco zarpa desde Bahia del Botin.
Deivith asiente sin poder seguir conteniendo la angustia de su corazón ante tanta impotencia, se separa de la elfa sin poder decir una palabra. Monta a su corcél mirándola unos instantes y se marcha. Presea hace el gesto de intentar detenerle, pero se contiene. Siente que es mejor dejarlo solo.
Viaja por todas partes, viendo los mundos en los que ha vivido. Feralas, el único lugar que parece darle consuelo. Observa Mojache desde la cascada con la mirada perdida. Observa la piedra de comunicación de la hermandad, apretándola, cerrando los ojos con fuerza unos instantes para tener valor y decírselo a todos los Recios. Habla por la piedra para dar la noticia. Lamentos, súplicas. “tengo que irme chicos... no puedo quedarme... lo siento mucho...”. No duerme esa noche pensando en toda las personas que deja atrás. Llora amargamente.
Corre la noticia por todo Azeroth, personas que no conoce la paran, le dicen que no se marche. Sayax, su mejor amigo, no vino a despedirse, recibe un mensaje de él por una elfa joven que reconoció enseguida a la maga según la descripción que escuchó del pícaro.
Habla con Presea a solas en la playa del campamento Grom'gol sobre la tristeza de Sayax al escuchar la noticia de su partida. La elfa se entristece por su amigo. “Lo siento Say...perdóname”. Habla con la joven elfa tras las súplicas de que no se fuera. Coge de los hombros con suavidad a la elfa diciendo que no se lo haga más dificil. La elfa desiste. Presea llama a Fénix su zancudo y monta sobre sus lomos, notando este la tristeza de su ama. “Un nuevo viaje nos espera Fénix.., llévame a Bahia del Botin por favor..” la voz de la elfa era apagada, triste. El zancudo se preocupa, siempre fué testarudo, pero obedeció sin reserva.
Lentamente se dirige hacia el poblado Goblin, hundiendo su rostro en la capucha, cabizbaja. Sentía una fuerte presión en el pecho. Se acercaba la hora de su partida. Llega finalmente a Bahia del Botin. Observa mucho movimiento. Llega al puerto lentamente. Estaban varios Recios, amigos de todas partes, Deivith estaba ahi, fué corriendo a su encuentro abrazándole con fuerza.
-Has venido..
Deivith la abraza con fuerza, cerrando sus ojos.
-No podia dejarte asi... -Le da un cálido beso en los labios, sintiendola mientras coge con suavidad sus mejillas. Posa su frente en la de ella susurrandola que no fuera un adios, que volviera lo más pronto posible.
Presea vuelve a abrazarlo sin poder contener las lágrimas. Ladea la cabeza viendo a Gheerin, y al orco cazador Cändra. Los abrazó despidiéndose de ellos, pidiendoles que se cuidaran mucho. Vinieron gente de hermandades distintas, algunos conocidos, otros no, apenados por la marcha de la elfa. Miró a los Recios, en los cuales vinieron algunos.
-Recios.. venid por favor.. dadme un abrazo.
Se abrazó a Shilvara mientras se unian los Recios al abrazo, tanto taurens, trols y orcos. Presea esbozó una débil sonrisa notando el calor de ellos.
-Me llevo vuestro calor, y amistad amigos mios. Mis hermanos.. - Acaricia el rostro de la pícara, recordando los momentos en que siempre les gustaba pelear. Posa las manos en el rostro de cada Recio mirando cada rostro de ellos, algunos llorando, otros tristes.
El barco se avistaba llegando despacio hasta el muelle.
-Debo partir, ya ha llegado mi barco.
Vuelve a abrazarles a los Recios, a todos los amigos que vinieron. Abraza a Deivith con fuerza antes de su partida. Sube al barco dirigiéndose a la Popa, viendoles a todos.
Os quiero, no sabeis cuanto cariño me llevo de todos vosotros.
El barco empieza a zarpar, sintiendo como si le arrancaran el alma. “Adios amigos mios.. cuidaos mucho.. os quiero a todos..”. Llora en silencio con una sonrisa triste, viendo
como cada vez se alejaba más y más del muelle donde estaban todos sus amigos y hermanos.
Lentamente se dirige a Proa, mirando al horizonte. Cierra los ojos un instante escuchando el mar, las gaviotas revoloteando en el cielo, escuchándo su canto. “¿Lograré concentrar mi poder sin que llegue a dominarme?” pensaba.
No se avistaba ningun trozo de tierra alrededor, mar adentro. No se podia ver las estrellas en el horizonte. Habian unas nubes amenazadoras, negras. Se podia ver como se iluminaban de vez en cuando por algunos rayos, se oia el rugir de los truenos en la distancia. Empezó a levantarse un viento arrastrando humedad en el aire aunque aun estaban lejos de la tormenta. El capitán del barco, oteó el horizonte, se acercaba hacia proa donde estaba la elfa mirando las nubes con semblante serio.
-Nos acercamos a una tormenta mi Lady.
Presea mira al humano algo preocupada.
-¿Tendremos problemas Capitán?
-No lo creo. He pasado por muchas tormentas en alta mar, habrá movimiento, pero no se preocupe, todo irá bien. -el humano esboza una sonrisa confiada a la elfa. Baja hacia la tripulación dándoles órdenes de que estuvieran atentos.
Empezaba a notarse oleaje, las velas se tensaban con el viento del norte que arrastraba las nubes hacia donde estaba el barco, iban perdiendo velocidad.
-¡Replegad las velas! -ordenó el Capitán. Cogió el timón manteniendo la vista enfrente.
Los gavieros obedecían las órdenes del capitán y con habilidad trepaban por los cabos, inmunes, al parecer, al balanceo que comenzaba a coger el barco. Funambulistas del mar en plena acción, caminaban por los mástiles, recogiendo vela.
Nubes cada vez más negras se arremolinaban en el cielo y dejaban ver con claridad el inicio del frente, punto al que se dirigían directamente.
El viento arreció, levantando crestas de espuma que parecían trepar cada vez más arriba por el casco del barco.
-Va a ser mayor de lo que nos esperábamos. Debería bajar abajo, Mi Lady...-
-Claro.. -respondió mirando al capitán preocupada por su semblante ante una punzada de temor. Bajó hacia el camarote obedeciendo.
El hombre volvió a su puesto junto al timón.
Una fina llovizna comenzó a empapar todo mientras la luz del sol se desvanecía tras el muro de nubes. Ya estaban en el frente.
-Ola solitaria, por estribor.- gritó uno de los gavieros.
-Sujetáos, chicos.- bramó el contramaestre.
Los seis metros de ola barrieron el puente con inusitada fuerza, haciendo zozobrar el barco y arrastrando en su camino a cualquiera suficientemente despistado o mal agarrado.
Abajo, en las diferentes cubiertas, todo pareció volverse del revés por un instante. El contenido de armaritos y porta equipajes se vino abajo, causando contusiones a quien se encontrara debajo.
Presea se sujetó donde podia viendo como caía el equipaje, el miedo se apoderó de ella al ver como en las rendijas de la puerta empezaba a entrar agua de la ola que barrió la cubierta.
-Dioses.. -abrió la puerta viendo encharcado todo el pasillo, sentía algo de mareo por el bamboleo de las olas. Miró hacia la puerta de cubierta con los ojos bien abiertos, viendo como la espuma del mar de las olas sacudian con ferocidad el barco.
Nuevas olas, estas de mucho menor calibre, comenzaron a bambolear el barco. Al timón, el capitán intentaba encontrar un camino entre ellas mientras miraba alternativamente al mar y el cielo que, ya completamente oscuro, parecía abalanzarse sobre ellos.
-No hay forma de capear esto. Tendremos que largar trapo y confiar en atravesarlo.-Volvió a sujetar el timón con fuerza intentando permanecer seguro-que la Luz nos ayude.- murmuró antes de bramar nuevamente órdenes. -Abajo todo aquél que no sea de ayuda aquí! Ordenad que sujeten todo bien y preparáos...por si hubiera que aligerar peso.-
Bajaron algunos mientras un marinero, sujetandose en el tindel de la puerta gritó las ordenes de su capitán.
-Sujetad lo que podais!! -miró a la elfa que esta se asomaba con rostro desencajado.-My Lady, vos tambien, ayudadnos.
La elfa asintió reaccionando dirigiéndose hacia la bodega donde algunos empezaban a sujetar con cuerdas las mercancias y los cañones.
Abandonando su puesto al lado del timonel, el humano se lanzó a cubierta, moviéndose de un lado a otro como el tiempo y la experiencia le habían enseñado.
Levantaba grumetes del suelo, recogiéndolos cuando resbalaban o halaba de los cabos que necesitaban de mayor sujección.
Con inusitada fuerza, la tormenta se abatió sobre el frágil barco y pronto los esfuerzos del timonel no fueron suficientes para sostener el timón.
Con un crujido que recorrió el barco entero, la caña que ayudaba a gobernar el barcó, se astilló en cientos de pequeños trozos.
-¡Hemos perdido la caña! ¡Es ingobernable!- anunció el timonel, con voz rota.
Mientras aunaba esfuerzos con la tripulación para recoger vela, el capitán gritó a voz en cuello.
-¡Desde que los primeros troncos flotaron, los barcos se han gobernado por las velas, así que todos a ellas!-
En las cubiertas inferiores, el estampido de las olas al chocar contra el casco lo inundaba todo mientras la tablazón de las paredes parecía sudar, al condensarse el calor de los que entre ellas se refugiaban.
Granjeros o nobles, soldados, héroes o bandidos, se miraban entre ellos, buscando una mirada confiada...pero nadie parecía querer o poder ponerla. Las náuseas ya hacía tiempo que habían aparecido y el olor a humedad mezclado con vómitos cargaba el ya de por si saturado ambiente.
Del exterior sólo llegaba el repiqueteo del agua, los pasos acelerados sobre cubierta y una amalgama de gritos y órdenes. Hasta que un leve crujido hizo el silencio de estas últimas.
Como si el mundo se hubiera dado la vuelta, dejó de existir el arriba y el abajo y todos se encontraron tirados en el suelo. Un fuerte tirón sacudió el barco y el sonido de algo rasgándose interminablemente, pareció un hondo quejido agónico.
Alguien anunció lo ocurrido...o todos de inmediato lo supieron. En cualquier caso, daba igual; la fuerza del viento había provocado tal tensión en las velas que estas se habían desgarrado.
Sin timón ni vela suficiente...la suerte estaba echada.
Por la escotilla, aparecieron dos marineros, con un deje de resignación y pánico en la mirada. No dirigieron una sola palabra a nadie...ni tan siquiera una mirada. Con paso firme, desaparecieron entre la gente, en dirección a una cabina adyacente.
En cubierta, el capitán cerró los ojos un momento y murmuró una oración antes de volverse a mirar a la tormenta y a las nubes.
Oscuridad. En todas partes, oscuridad.
Un grito. Una nueva órden. Aún no se había rendido...aunque supiera que la lucha estaba ya terminada y el destino sentenciado. Nunca había doblado la rodilla ante nadie...no pensaba hacerlo ahora.
El barco se hundia ante una inmensa ola, el peso de la masa acuosa lo arrastraba hacia el abismo.
Deivith se acercaba a ella sigilosamente por detrás tapándola los ojos. Presea se sorprende y sonrie reconociendo el tacto de sus manos. Ladea la cabeza mirándole con dulzura dándose un tierno beso en los labios.
Tenia tantas ganas de que me dieran el permiso y regresar a tu lado.
Presea sonrie unos instantes pero sin poder evitar su angustia y tristeza, en lo cual el elfo se lo nota enseguida.
-¿Qué ocurre? -pregunta mirándola preocupado.
-Necesito hablar contigo, de algo muy importante Deiv... no va a ser fácil... ni siquiera sé por donde empezar.
-Me estás asustando.. -la mira a los ojos posando su mano en el rostro de la elfa con inquietud.
Presea se levanta del banco sintiendo una angustia que la consume en su alma, respira hondo para no llorar. Deivith la abraza por detrás cerrando los ojos notando el dolor de la elfa.
-¿Qué es lo que no puedes decirme? -le susurra angustiado.
La elfa se da la vuelta para mirarle a los ojos conteniendo las lágrimas.
-Parto a Rasganorte...
-¿A Rasganorte? -mira a la elfa frunciendo el cejo.- Pero... volverás de nuevo.. ¿verdad?
-No.. lo sé.. -unas lágrimas resbalan en sus mejillas, temblando-. No sé cuanto tiempo.. estaré fuera.
Deivith la mira desconcertado a los ojos. Se pasa una mano en el pelo intentando asimilar las palabras de la elfa bajando la mirada sin parpadear.
-¿Por qué? ¿para qué tienes que ir a ese lugar?
-Para salvaros... incluso para salvarte a tí. -dice la elfa llorando.
-¿A mí? -la mira extrañado Deivith- ¿De qué tienes que salvarme? !Sé cuidar de mi mismo Pre... no tienes que salvarme de nada! -su voz se levanta.
-Deiv por favor... te lo suplico, es importante que tenga que partir. Si no lo hago... ocurrirá una desgracia y no quiero que eso pase.
-¡¿De qué desgracia hablas?! ¿Por qué no me dices de una vez qué es lo que está pasando? ¿Es que acaso no te importan mis sentimientos? ¿no te importa lo que pienso yo respecto a esto? -La mira desconcertado, tratándose de calmar. Presea calla y baja la mirada.
-Claro que me importan tus sentimientos. Te quiero... y no podria vivir sin saber que no estás a mi lado. -dice en voz baja, y con tristeza.
Deivith la escucha y la mira impotente. Levanta su barbilla con suavidad mirandola a los ojos conteniendo las lágrimas.
-¿Crees que me iria así por que quisiera dejarte? -dice la elfa llorando.- Si no lo hago... no sé que ocurrirá... casi te mato una vez... no quiero que se vuelva a repetir. ¿no lo entiendes?
El elfo la abraza con fuerza, comprendiendo sus palabras aunque sin lograr asimilarlarlo.
-Deja que vaya contigo.. a Rasganorte. Ir juntos. -la coge suavemente de los brazos mirándola a los ojos.
-No puede ser amor mio -lo mira con los ojos arrasados en lágrimas- Te necesitan tus hermanos.
-Y yo te necesito a ti. -la mira angustiado cogiendola de sus mejillas, mirándola a los ojos.
-Esta vez debo hacerlo sola, no puedes venir conmigo..
La abraza con fuerza de nuevo llorando ambos.
-¿Cuando te irás? -pregunta finalmente.
-Mañana al ocaso mi barco zarpa desde Bahia del Botin.
Deivith asiente sin poder seguir conteniendo la angustia de su corazón ante tanta impotencia, se separa de la elfa sin poder decir una palabra. Monta a su corcél mirándola unos instantes y se marcha. Presea hace el gesto de intentar detenerle, pero se contiene. Siente que es mejor dejarlo solo.
Viaja por todas partes, viendo los mundos en los que ha vivido. Feralas, el único lugar que parece darle consuelo. Observa Mojache desde la cascada con la mirada perdida. Observa la piedra de comunicación de la hermandad, apretándola, cerrando los ojos con fuerza unos instantes para tener valor y decírselo a todos los Recios. Habla por la piedra para dar la noticia. Lamentos, súplicas. “tengo que irme chicos... no puedo quedarme... lo siento mucho...”. No duerme esa noche pensando en toda las personas que deja atrás. Llora amargamente.
Corre la noticia por todo Azeroth, personas que no conoce la paran, le dicen que no se marche. Sayax, su mejor amigo, no vino a despedirse, recibe un mensaje de él por una elfa joven que reconoció enseguida a la maga según la descripción que escuchó del pícaro.
Habla con Presea a solas en la playa del campamento Grom'gol sobre la tristeza de Sayax al escuchar la noticia de su partida. La elfa se entristece por su amigo. “Lo siento Say...perdóname”. Habla con la joven elfa tras las súplicas de que no se fuera. Coge de los hombros con suavidad a la elfa diciendo que no se lo haga más dificil. La elfa desiste. Presea llama a Fénix su zancudo y monta sobre sus lomos, notando este la tristeza de su ama. “Un nuevo viaje nos espera Fénix.., llévame a Bahia del Botin por favor..” la voz de la elfa era apagada, triste. El zancudo se preocupa, siempre fué testarudo, pero obedeció sin reserva.
Lentamente se dirige hacia el poblado Goblin, hundiendo su rostro en la capucha, cabizbaja. Sentía una fuerte presión en el pecho. Se acercaba la hora de su partida. Llega finalmente a Bahia del Botin. Observa mucho movimiento. Llega al puerto lentamente. Estaban varios Recios, amigos de todas partes, Deivith estaba ahi, fué corriendo a su encuentro abrazándole con fuerza.
-Has venido..
Deivith la abraza con fuerza, cerrando sus ojos.
-No podia dejarte asi... -Le da un cálido beso en los labios, sintiendola mientras coge con suavidad sus mejillas. Posa su frente en la de ella susurrandola que no fuera un adios, que volviera lo más pronto posible.
Presea vuelve a abrazarlo sin poder contener las lágrimas. Ladea la cabeza viendo a Gheerin, y al orco cazador Cändra. Los abrazó despidiéndose de ellos, pidiendoles que se cuidaran mucho. Vinieron gente de hermandades distintas, algunos conocidos, otros no, apenados por la marcha de la elfa. Miró a los Recios, en los cuales vinieron algunos.
-Recios.. venid por favor.. dadme un abrazo.
Se abrazó a Shilvara mientras se unian los Recios al abrazo, tanto taurens, trols y orcos. Presea esbozó una débil sonrisa notando el calor de ellos.
-Me llevo vuestro calor, y amistad amigos mios. Mis hermanos.. - Acaricia el rostro de la pícara, recordando los momentos en que siempre les gustaba pelear. Posa las manos en el rostro de cada Recio mirando cada rostro de ellos, algunos llorando, otros tristes.
El barco se avistaba llegando despacio hasta el muelle.
-Debo partir, ya ha llegado mi barco.
Vuelve a abrazarles a los Recios, a todos los amigos que vinieron. Abraza a Deivith con fuerza antes de su partida. Sube al barco dirigiéndose a la Popa, viendoles a todos.
Os quiero, no sabeis cuanto cariño me llevo de todos vosotros.
El barco empieza a zarpar, sintiendo como si le arrancaran el alma. “Adios amigos mios.. cuidaos mucho.. os quiero a todos..”. Llora en silencio con una sonrisa triste, viendo
como cada vez se alejaba más y más del muelle donde estaban todos sus amigos y hermanos.
Lentamente se dirige a Proa, mirando al horizonte. Cierra los ojos un instante escuchando el mar, las gaviotas revoloteando en el cielo, escuchándo su canto. “¿Lograré concentrar mi poder sin que llegue a dominarme?” pensaba.
No se avistaba ningun trozo de tierra alrededor, mar adentro. No se podia ver las estrellas en el horizonte. Habian unas nubes amenazadoras, negras. Se podia ver como se iluminaban de vez en cuando por algunos rayos, se oia el rugir de los truenos en la distancia. Empezó a levantarse un viento arrastrando humedad en el aire aunque aun estaban lejos de la tormenta. El capitán del barco, oteó el horizonte, se acercaba hacia proa donde estaba la elfa mirando las nubes con semblante serio.
-Nos acercamos a una tormenta mi Lady.
Presea mira al humano algo preocupada.
-¿Tendremos problemas Capitán?
-No lo creo. He pasado por muchas tormentas en alta mar, habrá movimiento, pero no se preocupe, todo irá bien. -el humano esboza una sonrisa confiada a la elfa. Baja hacia la tripulación dándoles órdenes de que estuvieran atentos.
Empezaba a notarse oleaje, las velas se tensaban con el viento del norte que arrastraba las nubes hacia donde estaba el barco, iban perdiendo velocidad.
-¡Replegad las velas! -ordenó el Capitán. Cogió el timón manteniendo la vista enfrente.
Los gavieros obedecían las órdenes del capitán y con habilidad trepaban por los cabos, inmunes, al parecer, al balanceo que comenzaba a coger el barco. Funambulistas del mar en plena acción, caminaban por los mástiles, recogiendo vela.
Nubes cada vez más negras se arremolinaban en el cielo y dejaban ver con claridad el inicio del frente, punto al que se dirigían directamente.
El viento arreció, levantando crestas de espuma que parecían trepar cada vez más arriba por el casco del barco.
-Va a ser mayor de lo que nos esperábamos. Debería bajar abajo, Mi Lady...-
-Claro.. -respondió mirando al capitán preocupada por su semblante ante una punzada de temor. Bajó hacia el camarote obedeciendo.
El hombre volvió a su puesto junto al timón.
Una fina llovizna comenzó a empapar todo mientras la luz del sol se desvanecía tras el muro de nubes. Ya estaban en el frente.
-Ola solitaria, por estribor.- gritó uno de los gavieros.
-Sujetáos, chicos.- bramó el contramaestre.
Los seis metros de ola barrieron el puente con inusitada fuerza, haciendo zozobrar el barco y arrastrando en su camino a cualquiera suficientemente despistado o mal agarrado.
Abajo, en las diferentes cubiertas, todo pareció volverse del revés por un instante. El contenido de armaritos y porta equipajes se vino abajo, causando contusiones a quien se encontrara debajo.
Presea se sujetó donde podia viendo como caía el equipaje, el miedo se apoderó de ella al ver como en las rendijas de la puerta empezaba a entrar agua de la ola que barrió la cubierta.
-Dioses.. -abrió la puerta viendo encharcado todo el pasillo, sentía algo de mareo por el bamboleo de las olas. Miró hacia la puerta de cubierta con los ojos bien abiertos, viendo como la espuma del mar de las olas sacudian con ferocidad el barco.
Nuevas olas, estas de mucho menor calibre, comenzaron a bambolear el barco. Al timón, el capitán intentaba encontrar un camino entre ellas mientras miraba alternativamente al mar y el cielo que, ya completamente oscuro, parecía abalanzarse sobre ellos.
-No hay forma de capear esto. Tendremos que largar trapo y confiar en atravesarlo.-Volvió a sujetar el timón con fuerza intentando permanecer seguro-que la Luz nos ayude.- murmuró antes de bramar nuevamente órdenes. -Abajo todo aquél que no sea de ayuda aquí! Ordenad que sujeten todo bien y preparáos...por si hubiera que aligerar peso.-
Bajaron algunos mientras un marinero, sujetandose en el tindel de la puerta gritó las ordenes de su capitán.
-Sujetad lo que podais!! -miró a la elfa que esta se asomaba con rostro desencajado.-My Lady, vos tambien, ayudadnos.
La elfa asintió reaccionando dirigiéndose hacia la bodega donde algunos empezaban a sujetar con cuerdas las mercancias y los cañones.
Abandonando su puesto al lado del timonel, el humano se lanzó a cubierta, moviéndose de un lado a otro como el tiempo y la experiencia le habían enseñado.
Levantaba grumetes del suelo, recogiéndolos cuando resbalaban o halaba de los cabos que necesitaban de mayor sujección.
Con inusitada fuerza, la tormenta se abatió sobre el frágil barco y pronto los esfuerzos del timonel no fueron suficientes para sostener el timón.
Con un crujido que recorrió el barco entero, la caña que ayudaba a gobernar el barcó, se astilló en cientos de pequeños trozos.
-¡Hemos perdido la caña! ¡Es ingobernable!- anunció el timonel, con voz rota.
Mientras aunaba esfuerzos con la tripulación para recoger vela, el capitán gritó a voz en cuello.
-¡Desde que los primeros troncos flotaron, los barcos se han gobernado por las velas, así que todos a ellas!-
En las cubiertas inferiores, el estampido de las olas al chocar contra el casco lo inundaba todo mientras la tablazón de las paredes parecía sudar, al condensarse el calor de los que entre ellas se refugiaban.
Granjeros o nobles, soldados, héroes o bandidos, se miraban entre ellos, buscando una mirada confiada...pero nadie parecía querer o poder ponerla. Las náuseas ya hacía tiempo que habían aparecido y el olor a humedad mezclado con vómitos cargaba el ya de por si saturado ambiente.
Del exterior sólo llegaba el repiqueteo del agua, los pasos acelerados sobre cubierta y una amalgama de gritos y órdenes. Hasta que un leve crujido hizo el silencio de estas últimas.
Como si el mundo se hubiera dado la vuelta, dejó de existir el arriba y el abajo y todos se encontraron tirados en el suelo. Un fuerte tirón sacudió el barco y el sonido de algo rasgándose interminablemente, pareció un hondo quejido agónico.
Alguien anunció lo ocurrido...o todos de inmediato lo supieron. En cualquier caso, daba igual; la fuerza del viento había provocado tal tensión en las velas que estas se habían desgarrado.
Sin timón ni vela suficiente...la suerte estaba echada.
Por la escotilla, aparecieron dos marineros, con un deje de resignación y pánico en la mirada. No dirigieron una sola palabra a nadie...ni tan siquiera una mirada. Con paso firme, desaparecieron entre la gente, en dirección a una cabina adyacente.
En cubierta, el capitán cerró los ojos un momento y murmuró una oración antes de volverse a mirar a la tormenta y a las nubes.
Oscuridad. En todas partes, oscuridad.
Un grito. Una nueva órden. Aún no se había rendido...aunque supiera que la lucha estaba ya terminada y el destino sentenciado. Nunca había doblado la rodilla ante nadie...no pensaba hacerlo ahora.
El barco se hundia ante una inmensa ola, el peso de la masa acuosa lo arrastraba hacia el abismo.
Presea- En La Brecha
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Re: Presea: Recuerdos, el último viaje.
CONTINUARÁ..
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[COMENTARIOS]
Por petición de Say que me ha disho que la pojtée aqui, la pojteo xD. Espero que os guste.
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[COMENTARIOS]
Por petición de Say que me ha disho que la pojtée aqui, la pojteo xD. Espero que os guste.
Presea- En La Brecha
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Re: Presea: Recuerdos, el último viaje.
Eeeee como que continuará ?? muuuuy mal !! GoGoGo !!
Sayax- Maestro de Lore
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Re: Presea: Recuerdos, el último viaje.
Los ojos abiertos hacia la superficie.
Un intento desesperado por llegar hasta allí... quedaba tan lejos.
La conciencia se hacia tan clara, era el fín.
Todos sus recuerdos pasaban rápido en su mente, la imagen grabada... Neida... “Hija...”.
Los ojos se escarchan, su rostro se endurece, por primera vez, habla con ella.
-No quiero morir.. ¿deseas la muerte,.. cuando lo tuviste todo a tu alcance? Podias haberte vengado de todos usándome... Te protegí... Aplaqué tu dolor ante una muerte...y consumí los recuerdos... -La voz era fria, un susurro tenebroso en su cabeza, a medida que iba perdiendo la consciencia y el aire dejaba de quedarse en sus pulmones.
-No hay venganza... Si tu eras el peligro.. Morirás conmigo.
El agua entraba en sus pulmones..
La lucha por respirar una bocanada de aire no existia.
La mirada fija en la superficie tan distante.
El barco se hundia en el abismo junto a ella y todos los de la tripulación.
La muerte... apagaba su vida.
Una voz desconocida se oye:
-Levántate... despierta a un nuevo amanecer.. sirve a la Plaga... y te otorgaré la inmortalidad.
Ambas oyen la voz, una rehusa, desea la muerte, otra codicia..
-Deseo servirte... libérame, no quiero morir...
Aparece la voz... parecía un humano... ¿quien es?
Sus ojos escarchados...
Escudriña el cuerpo de la elfa antes de ser levantada.
No es la voz de ella..
Un extraño interes ante la voz que hablaba por ella.
-Dame su cuerpo... y seré tu fiel.. servidora...
Una sonrisa maliciosa se esboza en el rostro del humano. Extiende la espada, una espada con extrañas runas en el filo apuntando el pecho de la elfa flotando en la profundidad acuosa. Los ojos de la elfa se abren y de su interior sale un espíritu con un grito aterrador.
El aura gélida se libera, se extiende en el cuerpo, lo hace suyo sin privaciones, sin contenciones, no existe mágia. Sonrie con malicia mirando a su Maestro.
-He aquí a tu sierva... Maestro.
-Tu nombre será.. Hielea.. sirve a la plaga y únete a mi ejercito.
-Si... mi señor.
Un intento desesperado por llegar hasta allí... quedaba tan lejos.
La conciencia se hacia tan clara, era el fín.
Todos sus recuerdos pasaban rápido en su mente, la imagen grabada... Neida... “Hija...”.
Los ojos se escarchan, su rostro se endurece, por primera vez, habla con ella.
-No quiero morir.. ¿deseas la muerte,.. cuando lo tuviste todo a tu alcance? Podias haberte vengado de todos usándome... Te protegí... Aplaqué tu dolor ante una muerte...y consumí los recuerdos... -La voz era fria, un susurro tenebroso en su cabeza, a medida que iba perdiendo la consciencia y el aire dejaba de quedarse en sus pulmones.
-No hay venganza... Si tu eras el peligro.. Morirás conmigo.
El agua entraba en sus pulmones..
La lucha por respirar una bocanada de aire no existia.
La mirada fija en la superficie tan distante.
El barco se hundia en el abismo junto a ella y todos los de la tripulación.
La muerte... apagaba su vida.
Una voz desconocida se oye:
-Levántate... despierta a un nuevo amanecer.. sirve a la Plaga... y te otorgaré la inmortalidad.
Ambas oyen la voz, una rehusa, desea la muerte, otra codicia..
-Deseo servirte... libérame, no quiero morir...
Aparece la voz... parecía un humano... ¿quien es?
Sus ojos escarchados...
Escudriña el cuerpo de la elfa antes de ser levantada.
No es la voz de ella..
Un extraño interes ante la voz que hablaba por ella.
-Dame su cuerpo... y seré tu fiel.. servidora...
Una sonrisa maliciosa se esboza en el rostro del humano. Extiende la espada, una espada con extrañas runas en el filo apuntando el pecho de la elfa flotando en la profundidad acuosa. Los ojos de la elfa se abren y de su interior sale un espíritu con un grito aterrador.
El aura gélida se libera, se extiende en el cuerpo, lo hace suyo sin privaciones, sin contenciones, no existe mágia. Sonrie con malicia mirando a su Maestro.
-He aquí a tu sierva... Maestro.
-Tu nombre será.. Hielea.. sirve a la plaga y únete a mi ejercito.
-Si... mi señor.
Presea- En La Brecha
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Fecha de inscripción : 28/01/2009
Re: Presea: Recuerdos, el último viaje.
-_- <[ No me gusta este final, quiero uno bonito, además le caigo mal a tu dk ]
Sayax- Maestro de Lore
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Miér 14 Ago 2013 - 0:47 por batisjunior
» Ysendra Venture "la Errante"
Jue 22 Nov 2012 - 14:22 por Edrahil
» Un dos, probando
Jue 22 Nov 2012 - 13:34 por Nyassa
» ¿Quieres formar parte de Capas de la Tormenta? enterate de como!
Miér 21 Nov 2012 - 12:47 por Admin
» Non Serviam, Mist of Pandaria
Jue 27 Sep 2012 - 18:20 por Sayax
» Mist of Pandaria
Vie 31 Ago 2012 - 17:13 por Edrahil
» hola gente
Vie 31 Ago 2012 - 12:04 por Edrahil
» Echando raíces
Lun 6 Jun 2011 - 23:14 por Alëyah
» Cuando una vida se apaga
Miér 1 Jun 2011 - 19:29 por Alëyah
» Aliados Secretos
Lun 23 Mayo 2011 - 14:01 por Admin